La Callas regresa al Liceo

"A veces Maria acudía a mi taller con una idea, pero siempre salía con una joya", contaba el orfebre milanés Ennio Marino Marangoni. Las piedras de Maria Callas vuelven a escena. Y, en esta ocasión se muestran en el Liceo de Barcelona donde la diva actuó tan sólo una vez (1959), en un concierto con orquesta. La colección producida por Marangoni con cristales Swarovski suma más de 70 piezas, entre collares, pendientes y tiaras que la diva de la ópera lució por todo el mundo.

"Se conoce la adoración que sentía Maria Callas por las joyas. No sólo hacían juego con la ropa y la escenografía, eran un verdadero talismán", explica Rinaldo Albanesi, comisario de exposiciones y vicepresidente de Swarovski Internacional.

La Callas veía su bisutería para la escena como amuletos de la suerte. Los primeros encargos a Marangoni coincidieron con actuaciones triunfales. Ella no quiso alterar nada que le cambiara la suerte, así que a partir de entonces encargó mucha bisutería al mismo orfebre.

Sin embargo, su esposo Giovanni Battista Meneghini no quería correr riesgos. Cada vez que Maria incorporaba un nuevo papel a su repertorio le obsequiaba con una auténtica joya. Ella las lucía sobre el escenario para que le dieran suerte junto a la sensacional bisutería de Marangoni. Para La Traviata su marido le regaló un enorme anillo de esmeraldas. Visconti, que la dirigió en la Scala de Milán en 1955, la convenció para no mezclar joyas y bisutería.

Hace ocho años, el taller de Marangoni pasó a formar parte del grupo Swarovski. Entonces Albanesi descubrió una auténtica colección de piezas creadas para los escenarios y la gran pantalla, entre ellas las de Maria Callas, muchas con cristales y perlas falsas refinadas de Swarovski.

Barcelona es la última parada de Joyas en escena, exposición que ya ha desfilado por Londres, Nueva York, Buenos Aires y Milán. En el Liceo, la colección de la Callas se exhibirá, del 7 de diciembre al 20 de enero, desde el vestíbulo hasta el Salón de los Espejos.