El Sevilla se complica la vida

El Sevilla fundamentó ayer las dudas que le rodean y el Mallorca confirmó todas las sopechas que se tenían sobre su desempeño. Los futbolistas del Sevilla no estaba para nada a la hora de ir al tajo. La primera mitad de los sevillistas fue un verdadero petardo. El conjunto anfitrión saltó al césped remolón, sin tensión, como el monstruo del doctor Frankenstein antes del calambrazo. Ni Navas ni Capel acertaron a meter un centro bueno y además -o quizás precisamente por eso- se regodeaban en el caracoleo antes de intentar pasar la pelota; Kanouté vagó sin sitio por una zona indeterminada, pero desde luego lejos de donde pudiera sumar al ataque; y Keita ofreció la primera empanada desde que llegara al equipo y de la defensa volvían a generarse tiritones. El único que estuvo a la altura de lo que se esperaba fue Luis Fabiano. El brasileño protagonizó los dos únicos remates en la primera mitad.

Al puro grumo de los sevillistas se enfrentaba uno de los equipos más entonados de todo el campeonato. Gregorio Manzano les ha dibujado un mapa muy clarito a sus futbolistas, que lo interpretan además con ganas porque les luce y les hace bien. La defensa es cosa de la gran mayoría de ellos. Y para el ataque cuenta con el oportunista Güiza, el trote insectoide de Jonás, el pepinazo de Varela y la gran calidad de Ibagaza. Ayer el argentino culminó la espléndida carrera de Jonás con un tiro que se escondió tras un defensa para colarse en comba hacia adentro por el poste. Varela marcó otro de sus golazos imparables.

Kanouté acortó la brecha al principio de la segunda mitad. Aún así, dio la sensación de que no había estado, de que ningún sevillista había estado.