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El futuro de las infraestructuras

La Rambla, el nuevo rostro del barrio de La Mina

Desde la azotea de uno de los edificios más altos del barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs, se ve la panorámica completa del nuevo paseo que lo atraviesa de lado a lado, desde el parque del Besòs hasta asomarse casi al mar.

La Rambla de la Mina está prácticamente terminada -faltan las catenarias del tranvía- y perfectamente delimitadas las nuevas calles que se abrirán y las parcelas donde se alzarán los 400 pisos para realojar a los afectados por el plan de transformación. La cara del barrio más complejo de Sant Adrià y, de rebote, de Barcelona, está empezando a mudar.

Algunos cambios ya saltan a la vista. En el lado montaña, al inicio de la Rambla se ven las dos caras del barrio. En una acera convive el viejo edificio de la parroquia -que se derruirá para ser sustituido por uno nuevo- con la flamante biblioteca que está prácticamente acabada. Frente a estos, la comisaría de los Mossos d'Esquadra. No son los únicos signos de que las cosas están empezando a moverse en un barrio con una problemática social importante, que se ha pacificado bastante en los últimos años.En el otro extremo de la rambla de La Mina, el más cercano al mar, están perfectamente delimitadas las parcelas que ocuparán los pisos de protección social y los de mercado libre -ya en construcción- , en una suerte de mezcla entre la calle de Llull y la rambla, todavía cerrada. Las promociones públicas se adjudicarán, previo concurso, en los próximos meses y las grúas se empezarán a ver a partir de la primavera próxima.

Probablemente, será la construcción de las nuevas viviendas lo que marque el antes y después del barrio en el que se ha optado por emplear el bisturí urbanístico a fondo. Un bloque entero -Venus- irá al suelo y otros tres -Mart, Llevant y Estrelles- alineados entre la nueva rambla y la ronda se abrirán por la mitad. Con dos objetivos: romper la continuidad de los grandes bloques y que penetren nuevas calles. En definitiva, que entre aire. Unas 350 familias podrán empezar a trasladarse a las nuevas viviendas en 2010. Eso si los cálculos del Consorcio de La Mina, integrado por el Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs, el de Barcelona, la Diputación y la Generalitat, no fallan. Actualmente, La Mina tiene 2.750 viviendas. En los próximos años se les sumarán otras 700 de promoción privada. Y un hotel. Otros signos del cambio: las cabinas de los ascensores ya instaladas por fuera -no caben dentro- en los bloques de la llamada Mina Vieja.

No todo es igual. Salta a la vista cuál es la zona más dura -balcones quemados o convertidos en una suerte de almacén y espacios infantiles maltrechos- y la menos complicada. En cualquier caso, mucho más tranquila que pocos años atrás.

La transformación del barrio, largamente esperada y que empezó a caminar en 2000 con la constitución del consorcio y a rebufo del Fórum, ha supuesto el estreno de un colegio de primaria -Mediterrània- y de un instituto de enseñanza media, el Fórum 2004. Se construirá un nuevo centro de asistencia primaria y dos iglesias: la parroquial Nostra Senyora de les Neus y la iglesia evangélica Filadelfia.

Pero los cambios no se consiguen sólo a través de las piedras. Y si el esfuerzo en el tejido urbano es evidente, también hay signos de que los programas sociales son útiles. Desde 2001 a 2006, el consorcio ha impulsado diferentes itinerarios de formación e inserción sociolaboral que han servido para dar empleo a 2.773 personas. Exactamente 1.319 hombres y 1.454 mujeres, muchos de ellos, gitanos, como gran parte de la población de La Mina. Lo mejor de esos programas: que el 60% han encontrado trabajo.

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