_
_
_
_

March debuta en la dirección con un clásico melodrama

Hace no muchos años, era habitual ver a José Enrique March (Valencia, 1974) trabajando como periodista en los preestrenos cinematográficos que llegaban a Valencia. Ayer, March estuvo en el otro lado de esa orilla imaginaria que linda entre el periodista y el sujeto de la noticia. Porque quien fuera crítico de cine para diversas publicaciones y emisoras de radio daba el salto a la dirección de largometrajes con Escuchando a Gabriel, un filme protagonizado por Javier Ríos y Silvia Abascal que llegará a las salas comerciales este viernes.

Escuchando a Gabriel es "una película clásica", explica su director. Un melodrama romántico en el que March ha trabajado con una sola premisa: "Hacer una película que a mí me habría gustado ver". Para ello, con un guión de Maxi Valero, March construye un filme en el que el amor y el misterio, la tragedia y el perdón, se entremezclan para crear una atmósfera que recuerda, en muchos momentos, a las películas de Douglas Sirk.

Pero lo más sorprendente de esta opera prima es el inusual desparpajo que demuestra José Enrique March en el manejo de la cámara y las situaciones. "Si eres cinéfilo y estás en contacto diario con el cine, las referencias a otras formas de trabajar te salen solas, porque te fijas en las cosas que te gustan e intentas hacerlas propias", cuenta este realizador, que rodó la mayoría de su filme en Valencia, "porque es mi ciudad", pero también porque "se prestaba a la idea de descontextualizar la historia, presentarla como algo atemporal que puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier ciudad". Para ello, el propio Maxi Valero, en compañía de Sergi Rajadell, compuso una música que da sentido a la relación que en la pantalla mantienen un pianista y una estudiante de violín, marcada por la tragedia y la enfermedad, por las cuentas pendientes con la familia y el reencuentro con la infancia.

Esa historia clásica, ubicada en un mundo sin coches ni señales de tráfico, en el que todo parece existir solo porque existen sus personajes, hace llorar y reír, emociona. "Queríamos crear una magia especial entre los personajes", dice su guionista, "que llegara a todo el público y que le tocase la fibra más íntima", apostilla su director. Una película, en fin, que, puesto en su antiguo papel de crítico, gusta a su creador: "Me gusta muchísimo, porque tiene la suavidad y la contención que habíamos pensado para contar la historia".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_