"Estoy esperando el reto de Ferrer"
Federer machaca al español, pero le ve candidato a los grandes títulos
El arranque fue de película de terror. Roger Federer, el número uno del circuito mundial, esperaba a David Ferrer con la servilleta puesta. Fue un tenista convertido en un caníbal. Un depredador de hambre ansiosa: a los 25 minutos, ya mandaba por 5-1 con dos breaks a su favor, un punto de rotura del servicio salvado y los peores temores de Javier Piles, el entrenador del español, confirmados. El alicantino aguantó lo que le duró su corazón valiente. Comenzó frío y palideció en la comparación consigo mismo: no encontró el ritmo, la velocidad ni el golpeo profundo que le distinguió durante toda la semana. Estuvo brazicorto en el saque. Arriesgado y orgulloso en la apuesta. Y todo eso le pasó en su día más grande y ante el peor rival posible, que hizo todo y más para justificar la victoria (6-2, 6-3 y 6-2) y su cuarto título de maestro de maestros.
"David era muy duro consigo mismo. Ahora pensará que puede ganar", dice el suizo
"He cogido confianza. No me siento inferior a nadie", confirma el alicantino
Perdida la final de Shanghai, a Ferrer le espera una realidad incómoda: los entrenamientos, que tan poco le gustan. Los adversarios, que le han cogido la matrícula. Y el público, que la próxima temporada, según él mismo comenta, le exigirá más que en esta. Es el precio de haber ganado 700.000 dólares (unos 460.000 euros) en la cita china. Y los deberes del finalista. Àlex Corretja, el último campeón español del torneo (1998), sabe bien lo que es eso.
"Para mí, fue un esfuerzo tan grande llegar hasta ahí que luego tuve un bajón tremendo", recordó en los fríos pasillos del pabellón Qi Zhong. "David ha tenido un año muy regular y eso le va a ayudar a crecerse para el que viene. Necesita descansar y desconectar de todo para empezar el próximo curso creyendo en unas posibilidades en las que cuando empezó éste probablemente no creía", continuó. "El año es largísimo. Cuando llegas al Masters, todavía más. Y si encima llegas a la final... Hay diferencia entre ganar y perder. Para David, sin embargo, será probablemente parecido: ha jugado su primera gran final y tras eso siempre tienes muchos compromisos", advirtió.
Ferrer, argumentan los agoreros, pudo dejar escapar una ocasión única. No es la opinión de Federer, que desde ayer cuenta con un rival más para la temporada que viene. "Honradamente, estoy en desacuerdo. Creo que esto va a suponerle un impulso, un empuje, para la temporada siguiente. Va a empezar a creer que puede ganar a los mejores cuando antes quizás era siempre demasiado duro consigo mismo", dijo el suizo. "Solía pensar: 'Soy el peor de los cien mejores, soy el peor de los diez mejores'. Creo que ahora va a empezar a pensar de forma distinta, especialmente tras haber ganado a gente como Nadal, Roddick, Gasquet, Djokovic... Después de eso, tienes que creer que puedes salir ahí fuera y llegar a las finales de los torneos del Grand Slam", prosiguió. "Está empezando a creer ahora. Va a ser un duro contrincante sobre tierra y más duro en las pistas duras y rápidas. Lo ha demostrado este año en Tokio y en cancha cubierta. Estoy esperando su reto", concluyó.
La proverbial modestia de Ferrer le impidió estar de acuerdo con su vencedor. "Me siento muy feliz por el año que he hecho. ¡Caramba! ¡Yo firmaba otro más así!", dijo. "Este año me aporta confianza a la hora de no ser conformista o de no tener miedo", analizó; "para entrar tranquilo a la pista, sin sentirme inferior a nadie y sabiendo que puedo hacer daño a cualquiera. Pero no me cambia las perspectivas ante el próximo año. No me pongo metas. Trabajaré día a día".
A Ferrer le espera un curso entre los favoritos a la victoria. Muchos tenistas se derritieron frente a las expectativas que se les presentaban. Ferrer lo simplifica: "¿Favorito? También cuando estás en el puesto 14º o 15º del mundo lo eres muchas veces. No me viene de nuevo. Respecto al público, voy a tener más presión para llegar más lejos. No me preocupa. Juego para mí y por mi gente".
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