Triunfos que borran lágrimas
El ciclista vizcaíno David López, que el año pasado tuvo que abandonar el Tour dos días antes de llegar a París, ha completado su mejor temporada
El ciclismo vasco marco en positivo en su casillero esta temporada, al margen del espléndido final de temporada del equipo Euskaltel-Euskadi, la convalidación de David López. En su primer año en el equipo Caisse d'Epargne, que dirigen José Miguel Echávarri y Eusebio Unzué, López (Barakaldo, 1981) no tardó mucho en certificar las condiciones que se le habían apreciado en Labarca 2-Baqué y Euskaltel-Euskadi. En el mes de marzo, concluyó sexto en la París-Niza, y poco antes del Tour de Francia venció en la etapa más importante de la prestigiosa Vuelta a Alemania, que finalizó en tercera posición.
"Me ha sorprendido el papel de líder que me ha concedido el equipo en algunas carreras", admite López, "pero entiendo que han confiado en mi nivel desde el principio, sin necesidad de que me hayan picado". Su satisfacción compensa el disgusto de la Grande Boucle del año pasado, cuando, enfermo, tuvo que poner pie a tierra en la penúltima etapa. Al día siguiente, con lágrimas en los ojos, vio desfilar por los Campos Elíseos a sus compañeros de Euskaltel. "Se me quedó un mal sabor de boca, porque además era el cierre de mi temporada. Este año ha sido como volver a empezar: todo era nuevo, pero he hecho un buen trabajo", afirma. A la hora de evaluar cual ha sido el componente más decisivo, David López apela a la "experiencia". "He disputado todas las carreras más importantes, y sabía desde el inicio de temporada qué es lo que iba a correr. Eso te ayuda a planificar mejor cuales van a ser tus mejores momentos de forma".
"Este año ha sido como volver a empezar: todo era nuevo"
"Conviene una mayor unión entre la UCI, los equipos y los corredores"
David López heredó de su hermano Jorge su primera bicicleta. "El también corría, pero tuvo que dejarlo por problemas de salud. Toda la familia salíamos a animarle, y ahí fue donde vi que me gustaba el ciclismo. Empecé a competir con 11 años. Poco a poco, además de ser una afición, empiezas a pensar que puedes ganarte la vida con esto y llegar a profesionales. Para mí está suponiendo cumplir un sueño", explica. De esa época de chaval recuerda las tardes pegado a la televisión para contemplar el Tour. "Me gustaba Cubino, que atacaba cuando menos se pensaba, y Chiappucci, que le ponía en aprietos a Induráin. De los últimos tiempos, me gustaba Ullrich, aunque por desgracia no hemos podido verle más".
López es un producto de la escuela del prolífico Club Ciclista del Valle de Trápaga de la margen izquierda vizcaína, de la que han salido recordados ciclistas, como fue Juan Tomás Martínez, El Volcán de Barakaldo. Ahora, como otras zonas de Euskadi, es una tierra que se agota a la hora de extraer ciclistas. "Antes, en una carrera, éramos 200 cadetes, de una sola categoría. Ahora, hay que unir varias categorías para formar una carrera. Los alrededores de Bilbao tienen una orografía muy adecuada para el ciclismo, pero están muy complicados por los problemas de tráfico. Muchos de los que agarran la bicicleta se marchan ahora a Cantabria, a la parte más oriental, porque allí está mucho mejor la carretera".
El ciclismo le ha concedido a David López la oportunidad de conocer algunos de los países más importantes de Europa, como Francia, Italia o Alemania. "Las carreras no siempre pasan por los lugares más típicos, pero siempre hay tiempo para fijarse. Conocer países diferentes es muy bonito, porque también se aprecia las distintas maneras de concebir el ciclismo. Por ejemplo, estamos acostumbrados a pensar que la afición vasca es la más entendida de ciclismo, pero en Alemania, Bélgica y Holanda hay también muchísima gente en las cunetas, apoyando a los corredores. Es increíble la devoción al ciclismo que existe en estos países", indica. Reflexiones en una esfera deportiva con soluciones "difíciles" a los múltiples dilemas que la maltratan. "Habría que centralizar el poder. Hay mucha desunión entre la UCI, los equipos y los corredores. Conviene que haya una mayor unión entre todas las partes, y creo que se puede producir a corto plazo".
Pero a él le preocupa ahora más descansar, a la espera de que en poco más de tres meses el pelotón vuelva a circular. "Siempre que puedo, me gusta viajar, o salir con la bicicleta de montaña, aunque también me gusta la pelota. En las concentraciones, procuro llevarme el ordenador portátil para navegar por Internet". Luego, de nuevo a la carretera. "Espero seguir progresando, ya sea trabajando para el equipo o con oportunidades para mí. Hay tiempo para todo", puntualiza.
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