El bisturí económico de McKinsey
La consultora de alta dirección prevé nuevas fusiones en el sector energético
España y su economía han sufrido una transformación radical en los últimos 30 años, tal y como ponen de manifiesto los principales organismos de medición nacionales e internacionales. Justo es el tiempo que lleva en España McKinsey, la consultoría de alta dirección que mejor se conoce las tripas de la economía y la empresa españolas porque ha estado en la mayor parte de las grandes operaciones económicas y financieras. Josep Isern, socio director de la consultora, considera que la economía española ha sufrido una transformación muy grande y sobre todo muy rápida.
De la foto fija de hace 30 años, Isern resalta que entonces la economía española era cerrada, con un sector de servicios bajo, la industria protegida por el Estado, un tejido empresarial fragmentado sin dimensión para competir en el exterior y un mercado laboral que exportaba mano de obra. "Hemos acompañado la transformación económica y hemos aportado una mayor orientación internacional con la introducción de una visión más global", dice Isern, para quien la labor de su empresa es la de abrir una ventana al exterior para las empresas españolas.
La economía asiática alcanzará en 30 años casi el tamaño de la de Europa occidental, aunque EE UU será el campeón en crecimiento
Fuente de ideas
McKinsey es proactiva, es decir, que en ocasiones toma la iniciativa para ser fuente de ideas para que las empresas logren mejorar su gestión así como introducirles en nuevos mercados para que ganen músculo financiero. En este sentido, se han abierto importantes mercados en Latinoamérica, donde la presencia de compañías españolas es notable.
Como firma global que es (la consultora está presente en 90 países) quiere ser un poco como el médico de cabecera de la alta dirección, y en España en las últimas tres décadas han participado en las grandes operaciones y fusiones en los sectores de banca, energía y telecomunicaciones, los de mayor peso en la economía española. "No podemos dar los nombres de los clientes por ser confidencial, y nuestra relación con ellos se basa en la confianza hasta el punto de que no firmamos contratos comerciales con ellos al uso", dice Isern.
La consultoría estratégica de alta dirección es un trabajo muy especializado en el que se trabaja con equipos muy reducidos y donde se aporta una visión integradora de la empresa. "Funcionamos como una única firma y al final del día tenemos una cuenta de resultados de la empresa. Si hay un tema especial se desplaza desde uno de los 90 países el mejor especialista de la red a la empresa que lo solicite y al punto que lo demande", recalca el socio director de McKinsey, que añade que no sólo se aportan nuevas ideas de gestión sino que se implantan en la realidad.
Cuando se le pregunta por la práctica extendida en el mundo de la consultoría de ofrecer resultados a la conveniencia de la empresa que lo encarga, Isern responde rápidamente que nunca se hacen informes a la carta y que se trabaja de forma independiente. "Nuestro principal activo es el talento de la plantilla, y trabajar de forma independiente es rentable. De hecho, es nuestro seguro de vida ya que el 80% de los clientes son recurrentes. Nosotros perseguimos como empresa un crecimiento sano y no necesariamente rápido. No trabajamos con presupuestos cerrados y creemos que se aprende de estar haciendo. En todo caso, el mercado español tiene recorrido en nuestro campo de actividad", ratifica Isern.
El máximo responsable de la firma en España considera que la realidad económica nacional ha dado un vuelco considerable. Las empresas están por lo general bien gestionadas, aunque son visibles varios niveles. "Las 10 mayores empresas del Ibex 35 consiguen el 60% de los ingresos en el mercado exterior. Luego se produce un salto en globalización porque el 25% de las restantes empresas solamente logran vender fuera el 25% de su facturación", recuerda. Las mayores carencias se dan el apartado de la innovación y en la gestión del talento. Isern considera que los tres sectores estratégicos (telecomunicaciones, banca y energía) tienen grandes retos en el futuro. "En telecomunicaciones las fusiones serán imparables. El sector mantiene todavía un crecimiento importante y la prioridad es desarrollar el mercado y capturar clientes. En Europa al final quedarán dos o tres empresas, como ya ocurre en Estados Unidos con ITT y Verizon".
Sobre el sector de banca tienen el reto tecnológico de la venta multicanal así como de enlazar con el público joven y su nuevo perfil. En el sector energético los temas de sostenibilidad cambiarán la cara del mercado. Las energías renovables pisarán fuerte y empresas como Iberdrola, Endesa y Acciona están bien situadas en el entorno mundial.
La economía mundial se halla en un momento de incertidumbre por la volatilidad que han provocado las materias primas y la fuerte demanda de países como China e India. Una de las ideas básicas sobre el futuro económico mundial es que se producirá un viraje en el eje central del peso económico para que ganen peso los países emergentes de Asia. La economía asiática alcanzará en 30 años el tamaño de la de Europa occidental, aunque Estados Unidos seguirá siendo el campeón en crecimiento económico.
Una red mundial de 7.600 consultores en 90 países
En McKinsey afirman que todo comenzó con una visión. En 1926, a los 38 años, James O. McKinsey fundó la compañía con su nombre en Chicago. Por su formación en derecho, filosofía, contabilidad y enseñanza, McKinsey reconoció que los directivos de las compañías buscaban algo más que sus consejos especializados y comenzó a ofrecer soluciones a problemas globales de gestión empresarial. En 1933 la firma contaba con 15 consultores y en 1950 más de 80. En la década de los años cincuenta se completó la base filosófica de McKinsey y se contrataron consultores recién graduados en las mejores escuelas de negocios. Hoy la firma cuenta con presencia en 90 países, con una plantilla global de 14.000 personas de las que 7.600 son consultores, que son de 100 nacionalidades distintas.
Aproximadamente 1.000 socios, de los cuales 330 son directores, son los dueños de la firma. Cada tres años, los directores eligen entre ellos a un managing director, que les representa globalmente. Cuando un socio deja la firma, sus acciones son compradas por los otros socios. "Nuestro concepto de una sola firma nos une, si bien incorporamos características específicas de la cultura de cada región", se dice en la empresa. Marvin Bower, durante años managing director de la firma, dijo que "la consultoría es un rol, no un empleo". No todos los miembros de la firma logran avanzar: entre el 10% y el 15% deja la empresa cada año.
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