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Un fallo técnico provocó el incendio junto a la depuradora del Lagares en Vigo

La alarma saltó hacia las dos de la pasada madrugada cuando algunos vecinos de la parroquia viguesa de Coruxo advirtieron de una explosión en la Estación Depuradora del Lagares. Acudieron de inmediato agentes de la Policía Local y de los Bomberos que pudieron constatar la existencia de un incendio en una caja subterránea de registro perteneciente a Unión Fenosa. Para entonces, todo el barrio y algunas parroquias próximas, en total unos 3.000 vecinos, se habían quedado sin luz. A última hora de la mañana el funcionamiento de la depuradora era ya el habitual y el suministro general se repuso en unas horas.

La presencia de una persona en las inmediaciones alentó la hipótesis de un sabotaje, pero en declaraciones a los periodistas en A Coruña, el delegado del Gobierno confirmó que el origen de la explosión fue "exclusivamente técnico". Manuel Ameijeiras aseguró que no se había encontrado artefacto alguno y que "los hechos no tienen que ver con provocaciones de ningún tipo". La policía explicó que la persona que fue vista cerca de las instalaciones de madrugada pudo ser el vecino que alertó al 112 del incendio, puesto que salían humo y llamas azules de la tapa de la alcantarilla que da acceso a la arqueta eléctrica. Miembros del grupo de desactivación de explosivos y agentes de la Policía Científica, junto a técnicos de Unión Fenosa, han descartado, por el momento, la existencia de algún tipo de artefacto explosivo o pirotécnico.

La explosión coincidió con el encierro de un grupo de vecinos en el consistorio vigués desde el mediodía del viernes y las jornadas de huelga de los trabajadores de Fenosa. Según Europa Press, la empresa ha descartado "absolutamente" que el incendio esté relacionado con demandas laborales de su plantilla.

El colectivo de afectados por la depuradora se desmarcó por completo de los hechos. Hacia las once de la mañana, los catorce vecinos que permanecieron casi 24 horas en la sala de juntas del Ayuntamiento de Vigo sin alimentos ni colchonetas, abandonaron del encierro a pesar de no haber conseguido su propósito de ser recibidos por el alcalde, Abel Caballero. Su objetivo final es lograr un plan de evacuación para las situaciones en las que los olores que emana la instalación hacen imposible que permanezcan en sus casas.

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