Hillary Clinton pasa a la ofensiva y se consolida como favorita
La senadora gana el debate de candidatos demócratas
Sólida como una roca ante los ataques de sus rivales, la candidata Hillary Clinton exhibió sus mejores facultades en el último debate electoral de los candidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos y, a mes y medio del comienzo de las primarias, ratificó su condición de favorita. Clinton no sólo se defendió sino que contraatacó con decisión y despejó casi todas las dudas que se habían generado en las últimas semanas sobre sus verdaderas posibilidades electorales.
El duelo con Obama centra ya toda la campaña electoral
Lo mejor del debate fue el duelo sostenido en un par de ocasiones entre la propia Clinton y el senador Barack Obama, su principal contrincante. Ese duelo centra ya toda la campaña electoral y, si las encuestas no se equivocan, tardará todavía en resolverse, puesto que ambos están prácticamente empatados en la primera contienda electoral prevista, el caucus de Iowa, el próximo 3 de enero.
"Lo que los ciudadanos norteamericanos necesitan en estos momentos", dijo Obama al comienzo del debate, celebrado en la noche del jueves en el campus de la Universidad de Nevada, en Las Vegas, "son respuestas concretas a problemas graves, y eso es precisamente lo que muchas veces no ofrece Hillary Clinton".
"Hablando de faltas de respuestas a los problemas de los ciudadanos", contestó la ex primera dama, "el plan de salud del senador Obama dejará sin cobertura sanitaria a 15 millones de norteamericanos".
Hillary Clinton trató de contrarrestar la imagen de vulnerabilidad que había dejado el último debate, el 30 de octubre en Filadelfia, donde ella fue el centro de todos los ataques. El miércoles lo fue también, pero esta vez sacó las uñas. "A mí no me importa que se critiquen mis posiciones o mi programa", dijo, "pero cuando alguien empieza a arrojar basura, espero al menos que esté bien fundamentada y que no esté sacada del guión de los republicanos".
La táctica le funcionó a Clinton, que obtuvo en varias ocasiones los aplausos de la audiencia. John Edwards, el tercero en discordia en esta carrera por la presidencia de Estados Unidos -las encuestas todavía no descartan su victoria en Iowa-, recibió, sin embargo, algunos abucheos cuando, insistiendo en sus críticas a Clinton, acusó a ésta de "continuar defendiendo un sistema que no funciona, que está roto y corrompido".
Los abucheos a su rival revitalizaron a Hillary Clinton, que acabó pidiendo trasladar a los votantes "un mensaje unitario y positivo".
No necesitó desgastarse mucho para ganar el debate. Sus posiciones sobre Irak -sin querer comprometerse a un plazo de retirada- o Irán -votó a favor de declarar a la Guardia Republicana como organización terrorista- no le perjudicaron mucho en esta ocasión. En parte porque, fuera del tema de Pakistán, la política exterior norteamericana no tuvo gran protagonismo en este debate.
Los candidatos demócratas son conscientes de que las cifras de violencia han decrecido sustancialmente en Irak y, como consecuencia, la presión popular contra la guerra ha descendido algo también. Obama manifestó que eso no significa que la estrategia de la Administración del presidente Bush en Irak esté funcionando "porque sigue sin haber solución política". Hillary Clinton ni siquiera entró en el asunto. La política exterior fue abordada sólo para que todos los candidatos ratificaran que, en el dilema entre derechos humanos o seguridad, ellos optarían por los derechos humanos, y que por eso son partidarios de medidas de presión sobre el presidente paquistaní, general Pervez Musharraf.
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