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Dos escaladores noruegos pierden la vida en el barranco del Mascarat

Hallados los cadáveres días después de que se despeñaran en el desfiladero

Dos excursionistas hallaron ayer los cuerpos sin vida de dos montañeros en el desfiladero del Mascarat, en la sierra de Bèrnia, catalogada entre los expertos en montañismo entre las cumbres valencianas que entrañan mayor riesgo. Las escaladores, de 24 y 28 años y de origen noruego, pudieron precipitarse al Barranc Salat después de quebrarse la cuerda que les sujetaba a ambos, según los primeros indicios, que apuntan además que el accidente mortal se registró al menos hace dos días.

Los equipos de rescate del Consorcio Provincial de Bomberos, con el refuerzo de dos helicópteros, precisaron alrededor de cinco horas para rescatar los cadáveres de los montañeros, que se encontraban a unos 200 metros de profundidad del desfiladero. Lo abrupto y escarpado del terreno complicó las tareas de rescate. Ciudadanos noruegos, amigos de las víctimas, dieron la primera voz de alarma la tarde del sábado, cuando alertaron a la Policía Local de Calp sobre la ausencia de los escaladores. Según su aviso, las víctimas se marcharon a hacer deporte y no habían regresado. No obstante, los amigos de los fallecidos desconocían el lugar al que se habían dirigido. Cerca de las once de la mañana de ayer, un testigo informó de la posible presencia de una persona en el barranco, extremo que puso en marcha las actuaciones de rescate. Los cadáveres se encontraban en el fondo de los puentes que discurren por la carretera nacional N-332, a la altura de los túneles del Mascarat. Fuentes policiales apuntaron que todavía se desconocen las causas precisas del accidente, si bien el estado de los cuerpos hace suponer que cayeron desde una gran altura. La sierra de Bèrnia, que alcanza en Xaló 1.128 metros sobre el nivel del mar, junto con la cumbre de Penyal d'Ifac (332 metros) en Calp; y el Puig Campana (1.406 metros) en Finestrat, son peligrosas trampas para los montañeros. En 2006, los bomberos intervinieron en 80 casos. El déficit de información en los puntos de acceso a estos soberbios parajes junto con la imprudencia de los excursionistas los convierten en emboscadas naturales. Los últimos dos montañeros muertos despeñados se registraron en 2005 cuando ascendían al Puig Campana, la segunda cima más elevada de Alicante.

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