Centrismo
Resulta sorprendente comprobar la facilidad con la que desde dentro del propio PP se atenta contra los objetivos que inspiran la nueva trayectoria que quiere imprimirle su líder, Javier Arenas. Reivindica el "andalucismo constitucional, centrista y reformista", tal y como lo planteaba en el mitin de San Fernando (Cádiz) ante Rajoy. Hay que valorar en su justa medida la difícil empresa en la que, una y otra vez, el presidente del PP embarca a su partido. Un esfuerzo titánico si se tienen en cuenta las posiciones desde la que parten y que, sin embargo, se ve reiteradamente obstaculizado por las torpezas de algunos o, más bien, por el desacuerdo con otros que se resisten a abandonar viejos clichés para permanecer enraizados en los ámbitos más ultras de la política andaluza. No es de extrañar, por tanto, el alto grado de rechazo que sigue despertando este partido fuera de su núcleo de militantes y simpatizantes. Sabe Arenas que en la medida que logre centrar a su partido, tiene mucho ganado ante un hegemónico PSOE. Pero dos incidentes vienen a poner en claro la tarea que le queda por delante. Por un lado, Arenas partiéndose el pecho para ofrecer la imagen más llana posible, sin corbata y haciéndose llamar, simplemente, Javier, como reza en las vallas publicitarias. Y por otro, ediles como Patricia Ybarra, de El Puerto de Santa María, igualando, desafortunadamente, al Rey con Franco o con un Álex Vidal Cuadras insultando a Blas Infante. Hace bien Arenas en tratar de aminorar los efectos de estas actuaciones singulares que son aprovechadas por sus adversarios para arruinar su estrategia. De ahí que Chaves se equivoque cuando da por zanjado este asunto cuando va a ser objeto de debate, esta semana, en el Parlamento. PSOE, IU y PA defienden una moción contra el eurodiputado catalán, por lo que la polémica sigue bien viva, máxime si, como se prevé, no va a ser secundada por los populares. Y habrá más.
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