Di Mauro, primer suspendido por apostar

Alessandro Di Mauro, italiano de Sicilia y número 124 del mundo, es el primer jugador en la historia del tenis sancionado por apostar. Lo anunció ayer Etienne De Villiers, máximo dirigente de la ATP, en el Museo de la Ciencia y la Tecnología de Shanghai, un edificio mastodóntico, rodeado de guardias de seguridad y diseñado por el comunismo chino para impresionar al visitante. La sanción no se ajustó al escenario: Di Mauro, de 31 años, será suspendido nueve meses sin jugar y tendrá que pagar una multa de 60.000 dólares (unos 40.000 euros). La ATP quería más. Una sentencia ejemplarizante: suspensión de por vida. El Comité anticorrupción, que descubrió que Di Mauro había apostado en 120 partidos entre el 2 de noviembre de 2006 y el 12 de junio de 2007 -ninguno suyo-, vino a argumentar que el italiano no puede recibir el mismo castigo que el primer tenista que sea descubierto amañando partidos; que no intentó influir en los resultados; y que no puede pagar por el caso de Nicolay Davydenko.

Rafael Nadal describe con vocabulario de patíbulo la situación del ruso: "Está fichado". A Davydenko le persigue la sombra de los amaños desde que en julio se retiró de un partido que tenía medio ganado cuando alguien apostó millones en su contra. Se ha reunido con la ATP, que le pidió grabaciones de todas sus conversaciones telefónicas de los últimos meses. No ha querido verse con los ex inspectores de Scotland Yard, que investigan ese encuentro y a otros 139 sospechosos. Y el lunes mandó a su mujer y a su hermano, que es su técnico, a hablar con el organismo rector del tenis. La ATP declaró ayer que Davydenko "no es sospechoso" y que lo que se investiga es el "patrón anormal" de las apuestas en su partido. En octubre, sin embargo, multó al ruso con 1.500 euros por no emplearse a fondo en un partido en San Petersburgo. Es el peligro de ser sospechoso.

"Hay una investigación y mi nombre es el primero en la lista", se quejó ayer Davydenko, conversación abierta, sin barreras ni temas prohibidos. "Estoy muy enfadado y mentalmente cansado. Cada semana veo mi nombre en los periódicos. Es interesante: llevo tres años entre los cinco mejores y nunca he sido tan famoso. He perdido patrocinadores desde que empezó la investigación", añadió repantingado sobre una silla. "Estoy enfadado porque lo que escriben ustedes a veces no es verdad. Y tampoco puedo decir que sea verdad, porque entonces tengo problemas con la ATP. Me disgusté mucho al principio. A veces, lo mejor es estar callado".

El ruso ha desoído sus propios consejos. La ATP le dio orden de no comentar el asunto. Él ha hecho lo contrario. Ayer no refrendó las palabras de su hermano, quien señaló que la ATP tiene cuentas pendientes con él desde que en enero decidió retirarse del torneo de Sydney porque es "pequeño y no le importa a nadie". Fue multado con 10.000 dólares.

"Cuando uno está fichado", le defendió Nadal, "se mira con lupa todo lo que hace. En París, se lio con el saque: empezó a hacer dobles faltas y ya estaba la gente del entorno, de la ATP, especulando. Pensé: 'Pobre chico, no le veis la cara, si está a punto de llorar'. Si me ven contra Nalbandián en Madrid [Nadal perdió 6-1 y 6-2], también me pueden multar. Davydenko está en el punto de mira. Lo de las apuestas se ha magnificado. Cada semana sale uno y dice 'a mí me ofrecieron'. Pues muy bien, campeón. ¿Por qué no lo dijo en su día?".