El candidato Valderas busca provincia
La enmarañada crisis de IU conduce a la coalición al filo del suicidio político
La vuelta a la normalidad es cada vez más difícil. El nivel de enredo que ha alcanzado la crisis de IU de Andalucía es tal que apenas quedan cabos libres con los que estabilizar el maltrecho equilibrio interno antes de que se desate la tempestad de la campaña electoral del 9 de marzo. Y en el galimatías de los inesperados pactos, las intrigas y las indescifrables tácticas que no se saben muy bien adónde conducen, sólo hay una cosa clara: el desgaste de la imagen de la formación y de su líder, Diego Valderas, el candidato a la Junta, quien, a día de hoy, no sabe aún por la provincia que se presentará.
Todas las que tienen expectativas de obtener un diputado han ido cerrándole las puertas. Pese a que el empeño de Valderas es hacerlo por Sevilla, el PCA de esta provincia le ha cortado también el paso al decidir formalmente entregar la cabecera de lista a Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y líder de la CUT, y enviar otra vez a Valderas a su provincia de origen, Huelva, donde en las dos últimas elecciones (2000 y 2004) no logró sacar el escaño.
La CUT niega el acuerdo con el PCA para que Gordillo encabece Sevilla
El secretario general del PCA sevillano, Juan de Dios Villanueva, explicó que no se puede esperar que, cuando el resto de las organizaciones locales blindan a sus candidatos, "Sevilla sea el único sitio en el que se pueda intervenir desde arriba". Villanueva recordó que ni en IU ni en el resto de los partidos andaluces existe tradición alguna de que los aspirantes a la presidencia de la Junta concurran en Sevilla: "Compiten cada uno en su provincia de la que proceden, y Diego debería hacer lo mismo".
En cualquier caso, la CUT de Sánchez Gordillo no se fía. La ejecutiva andaluza del PCA y el propio Valderas ya han advertido de que será la asamblea regional de IU, convocada para el 14 y 15 de diciembre, la que decidirá en última instancia quién ocupa el número uno en Sevilla, y que éste será Valderas. El interesado -que de puertas afuera asegura que tal cosa "ni le ocupa ni le preocupa"- lo expuso de manera taxativa ante la cúpula comunista el pasado 24 de octubre, según recoge el acta de la reunión: "O encabezo Sevilla o no soy candidato".
Por esta razón, un portavoz de la CUT se apresuró ayer a desmentir el acuerdo con el PCA de Sevilla y calificó la situación actual de "disparate". Mientras que Valderas volvió ayer a decir que "todo entra dentro de lo normal" y que se "sigue correctamente la hoja de ruta", este portavoz de la CUT admitió el "deterioro" de la imagen de Valderas, del propio Sánchez Gordillo, y de Izquierda Unida en general. "Es urgente atemperar los ánimos", agregó esta fuente, quien, además, ve difícil un acuerdo en exclusiva entre el PCA y la CUT.
No obstante, miembros de la formación jornalera próximos a Sánchez Gordillo confirmaron que el alcalde de Marinaleda tiene aspiraciones de encabezar Sevilla en las autonómicas, si bien "la organización no le respaldaría a ciegas en aventuras de extrañas alianzas sólo para que él sea candidato", aseguraron.
Estas últimas fuentes suman otra reflexión: el difícil encaje de Sánchez Gordillo como cartel de Sevilla, cuyo electorado urbano se identifica poco con su estampa de bracero irredento, y algunos puntos de su discurso: la autodeterminación de Andalucía, el rechazo a la reforma del Estatuto y el respaldo en momentos determinados a ANV o la antigua Batasuna.
La portavoz parlamentaria, Concha Caballero, cuyo escaño es el que se disputan Valderas y Sánchez Gordillo, lamentó ayer el grado de "insensatez" al que ha llegado IU. Caballero dijo que el PCA está "mangoneando por arriba" y "tirando por la borda" el trabajo intenso de cuatro años, con importantes aportaciones sociales y logros como el Estatuto. "Es todo penoso y lamentable", señaló, y atribuyó a Valderas un "silencio cómplice porque no ejerce como coordinador, está también tutelado por el PCA".
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