Una clínica estética se anuncia con fotos de una paciente sin su permiso
El centro mantiene las imágenes en Internet pese a haber sido condenado
Ni con una sentencia a su favor ha logrado una paciente de la clínica Barragán que el centro deje de utilizar, con fines publicitarios y sin su consentimiento, unas fotografías suyas tomadas cuando tenía 18 años.
La mujer, hoy estudiante de Medicina, de 24 años, fue operada dos veces en 2001 y 2002 para corregir la desproporcionada acumulación de grasa en sus piernas, de las que le extirparon 25 kilos. Poco después, descubrió que fotografías de su cuerpo, tomadas antes y después de la intervención e incluidas en su historia clínica, se difundían por Internet, folletos e inserciones de publicidad. Empezó entonces una batalla legal que ganó en 2006, cuando un juez condenó a la clínica a indemnizarla con 9.000 euros por violación de su intimidad.
La clínica retiró las fotos de su página web tras el fallo, pero ha vuelto a colgarlas en Internet en las últimas semanas. Un portavoz aseguró ayer que todo se trataba de "un lamentable error" y procedió a retirarlas.
"No quiero que utilicen mis imágenes. Es mi cuerpo y no tienen derecho a utilizarlas sin autorización", puntualiza la mujer, que prefiere no dar su nombre. Indignada, la paciente arremetía ayer contra el centro. Nada en su aspecto revela hoy el problema que sufrió en la adolescencia, cuando su cuerpo empezó a acumular grasa en las extremidades inferiores hasta convertirse en un problema de salud: "No era sólo que se gustara más o menos, es que las rótulas empezaron a deteriorarse por el peso", explica su madre.
Al cumplir los 18 años, la joven fue intervenida dos veces. "Fueron operaciones serias, con ingreso hospitalario y autotransfusiones de sangre". Cuando se recuperó, volvió al centro para un último trámite: eliminar las cicatrices. "Fue entonces cuando me dieron un papel a firmar autorizándoles a utilizar mis fotos con fines publicitarios. Yo me negué", recuerda. Ese mismo día, cuando estaba en la sala de espera, la joven se topó con sus fotos en un folleto publicitario. No se le veía la cara, pero sí su cuerpo, de los tobillos a la parte superior del vientre. "Me reconocí al instante. No era tan difícil, porque mi problema era muy evidente, mucha gente lo sabía y cualquiera que me conociera podía deducir que era yo", explica. En los meses siguientes, sus fotos aparecieron en anuncios en las revistas del corazón.
"Fue una pena, porque todo había salido bastante bien", admite. La clínica se negó a retirar las fotos y ante el juez dijo que no eran de la paciente, a la que acusó de querer enriquecerse. "Es absurdo. Estudio Medicina y estoy dispuesta a que se usen para fines médicos, pero nunca para publicidad", concluye.
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