Héroe Riganò

En diez partidos, el Levante había conseguido sólo un punto y tres goles a favor. Ayer, el conjunto valenciano logró más provecho en un encuentro que en dos meses de competición. Victoria y goleada. Un delantero de aspecto tosco, de formas torpes, no muy rápido, con un aceptable juego de cabeza como referencia más fiable, se vistió de Ronaldo, el de los buenos tiempos. Riganò, a sus 33 años, uno de esos extraños fichajes que caracterizan al Levante de Pedro Villarroel, ofreció motivos suficientes para acreditar su contratación. Ex delantero de la Florentina y del Mesina, en poco más de media hora anotó tres goles, todos con su pierna derecha. Y dejó para los amantes del buen gusto un remate en una espectacular chilena tras controlar con el pecho que se estrelló en el poste. Los espectadores se frotaban los ojos. ¿De verdad era el Levante? ¿Habían vendido sus jugadores el alma al diablo como el Fausto de Goethe? ¿Era ese jugador Riganò?

En media hora el equipo valenciano logró más que en dos meses

Cierto es que el Almería puso en bandeja el partido. El conjunto andaluz disponía del saque de centro en el inicio del encuentro. Apenas pasado un minuto volvía a repetir la acción. Ya iba por detrás en el marcador. Incomprensiblemente, a los 15 segundos, Riganò se encontró frente a la portería de Cobeño con muchos metros por delante y sin ningún defensor a la vista. El italiano miró a un lado y a otro por si había algo incorrecto en la acción, preguntándose por qué era más rápido que sus defensores. Se plantó ante Cobeño y le batió por el costado izquierdo. Así de sencillo para el levantinista, que se encontró toda una autopista para correr.

Kalu Uche estrelló un balón en el poste izquierdo de Storari apenas tres minutos después. Fue la única oportunidad del Almería de asomarse al partido. Y en el minuto 17 nuevamente Riganò marcó tras un sombrero y un disparo combado. Feliz y sorprendido, no sabía a quién saludar. Un partido con pinta de tostón resultó todo un canto al fútbol de ataque. Ocasiones hubo de todos los colores. Y, como dijo De Biasi, diez jornadas después, comenzaba la Liga del Levante. Y con Riganò en estado de gracia.