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Reportaje:

A los 'hedge funds' les cuesta despegar

El primer aniversario de los fondos de alto riesgo en España se salda con cifras discretas en patrimonio y clientes

David Fernández

Pocas veces la aprobación de un producto financiero en España ha generado tanta polémica como en el caso de los hedge funds o fondos de cobertura. Tras un prolongado e intenso debate entre partidos políticos, reguladores y miembros de la industria, el primer fondo de este tipo se registró en la CNMV el 8 de noviembre de 2006. Se va a cumplir, por tanto, el primer aniversario del aterrizaje en nuestro país de los enfants terribles de los mercados. El balance de este periodo sugiere que la demanda de estos fondos, de momento, no ha conseguido estar a la altura de la expectación previa a su llegada.

En un intento por proteger al pequeño inversor de los riesgos de estos productos (que llevan en los mercados internacionales desde hace más de 50 años), el legislador estableció dos categorías. Por un lado, los hedge funds puros, bautizados con el nombre de fondos de inversión libre (FIL) y a los que sólo se puede acceder con una inversión mínima de 50.000 euros. Por otro, los fondos de fondos de inversión libre (FFIL), sin límites mínimos de inversión y pensados para el minoritario por su mayor diversificación, al no invertir directamente en valores sino en otros hedge funds.

En doce meses se han registrado en la CNMV 18 fondos de inversión libre y 30 fondos de fondos de inversión libre
Entre las ventajas de los 'hedge funds' está su menor correlación con los mercados: el gestor es libre de elegir activos y estrategias
Muchos fondos cobran una comisión de éxito que puede suponer hasta el 20% de las ganancias logradas por el partícipe

Durante este primer año se han registrado en la CNMV 18 FIL y 30 FFIL, con un patrimonio conjunto de 501 millones de euros y 1.950 partícipes, según los datos, a 30 de septiembre, de Inverco, la patronal de la industria de la inversión colectiva. Es decir, que los hedge funds tan sólo han captado el 0,19% del patrimonio que manejan los fondos de inversión en España.

Blanca Antoñanzas, de la gestora Cygnus Asset Management, cree que estas cifras son aún poco representativas porque muchos de los fondos no se han registrado hasta bien entrado 2007. "Como se preveía, hay una mayor oferta de fondos de fondos que de hedge funds puros. Sin embargo, habrá que esperar hasta 2008 y 2009, que serán ejercicios mucho más elocuentes", comenta.

"Hemos vivido un año de aprendizaje", explica Didac Artés, director general de la gestora Próxima Alpha, participada por el BBVA. "Los clientes potenciales como bancos, fondos de pensiones o familly office [vehículos de inversión de los grandes patrimonios] se están familiarizando con el producto. Se lo están tomando con cierta calma, y el crecimiento no es como se había pensado en un principio. A esto hay que añadir que la coyuntura económica y bursátil está siendo muy volátil. Sin embargo, la industria irá creciendo. Los inversores españoles son bastante cautos y les cuesta arrancar".

Mónica Vidal, socia de Nmas1, atribuye el lento despegue de estos fondos al retraso en la aprobación de los hedge funds. "Tardaron mucho en aprobarse. El lío regulatorio ha podido dejar un poco fríos a los inversores". Para esta experta, otro factor que ha pesado es que los grandes bancos, teniendo en cuenta el gran peso con que cuentan en España las instituciones financieras en la distribución de productos de inversión, no han estado demasiado activos en impulsar este segmento. "La coyuntura económica ha hecho que se centraran más en otros productos, como los depósitos", indica.

Una de las principales características de los hedge funds es la libertad que goza el gestor para poder invertir en toda clase de activos, endeudarse varias veces por encima de su patrimonio y utilizar la estrategia de inversión que considere más oportuna. En el caso de los 18 FIL registrados, el inversor puede elegir entre un amplio abanico de opciones. Hay fondos especializados en el sector inmobiliario, otros que utilizan estrategias long-short (apostar por caídas o subidas en un activo), productos especializados en el sector eléctrico y gasístico, en derivados y arbitraje sobre divisas, e incluso uno sobre valores no cotizados de instituciones microfinancieras.

Flexibilidad frente a liquidez

"Un hedge fund te permite tener acceso a los mejores gestores y, por otro lado, ofrece rentabilidades con baja correlación con los mercados, lo que le convierte en una herramienta óptima para diversificar las carteras de inversión", argumenta Thiago Vaz, gestor de Fidentis, que comercializa un FIL especializado en estrategias long-short sobre acciones españolas y portuguesas. Desde Nmas1 añaden que los hedge funds encajan muy bien con los intereses de los clientes de banca privada. "En contra de lo que se puede pensar, son activos adecuados a estrategias conservadoras. No tienen la agresividad de las acciones, pero aburren menos que los fondos garantizados. Buscan rentabilidades entre el 7% y el 9%, en línea con los objetivos de este tipo de cliente", apunta Vidal.

Si su diversificación, la variedad de estrategias y la baja correlación con los mercados son los puntos fuertes de los hedge funds, entre sus riesgos figuran su baja liquidez y las mayores comisiones que cobran al partícipe en comparación con los fondos convencionales. En el caso de la liquidez, la mayoría de los FIL recomiendan en los folletos registrados en la CNMV una duración mínima de la inversión de dos a tres años para cumplir con los objetivos marcados. Además, el valor liquidativo de la mayoría se calcula mensualmente y exigen preavisos de reembolsos de entre 10 y 15 días (incluso avisando con antelación, muchos cobran una comisión de reembolso si no se cumplen determinados criterios de antigüedad en el fondo).

Para mejorar la situación de liquidez de los hedge funds, Bolsas y Mercados Españoles (BME) anunció recientemente que dará entrada a estos fondos en el Mercado Alternativo Bursátil, segmento inicialmente creado para que pudieran cotizar los vehículos de inversión de los grandes patrimonios (Sicav). Consciente de la liquidez limitada de estos productos, la propia CNMV recomienda en uno de sus folletos informativos destinar a estos fondos "aquella parte del capital que pueda mantenerse inmovilizada durante periodos prolongados".

En cuanto a los gastos, los FIL tienen dos comisiones fijas: la de gestión y la de depósito. En el caso de la primera, la media de los 18 FIL registrados se sitúa en el 1,72% del patrimonio, mientras que para la segunda es del 0,11% del patrimonio. Además, muchos fondos también cobran una comisión de éxito en función del resultado obtenido. Ésta puede llegar incluso al 20% de la rentabilidad acumulada por el partícipe. De momento, la rentabilidad que tienen los hedge funds españoles tampoco es como para tirar cohetes. El retorno medio que ofrecieron en septiembre los seis fondos de los que tiene datos Inverco fue negativo en un 1,54%, mientras en ese periodo la subida del Ibex 35 fue del 0,67%.

En el caso de los FFIL, la comisión de gestión media es del 1,6% y la de depósito del 0,13%. Muchos de ellos también tienen una comisión de éxito, que en su caso suele ser del 10% sobre el resultado obtenido.

"La parte buena de estos productos es que ofrecen una correlación nula con la renta variable y con la renta fija. La parte negativa, que cobran unas comisiones muy elevadas, muchas veces por hacer algo muy parecido a lo que ya ofrecen ciertos fondos tradicionales, como los de retorno absoluto", señala Fernando Luque, de la agencia de calificación de fondos Morningstar.

Luque cree que el gran reto de la industria será recuperar la confianza de la opinión pública sobre estos activos, ya que la crisis hipotecaria ha erosionado en parte su imagen. En su opinión, otro de los grandes retos de la industria es captar más partícipes. "Para ello es necesario una labor pedagógica, explicar en qué consisten estos fondos y qué estrategias utilizan".

Didac Artés, de Próxima Alpha, no está del todo de acuerdo con la opinión de Luque. "Los fondos tradicionales lo que hacen simplemente es seguir un índice, cobrando por ello unas comisiones sustanciales. Los hedge funds, en cambio, intentan buscar rentabilidades en cualquier tipo de mercado. Desde ese punto de vista las comisiones que cobran son baratas".

Blanca Antoñanzas señala que todo depende de con qué se compare y a cambio de qué. "Si aceptamos que el mercado de hedge funds es un mercado amplio y transparente", argumenta esta experta de Cygnus, "debemos estar de acuerdo en que los precios se fijan correctamente". "Por nuestra parte", añade, "nos hemos enfrentado al poder negociador de los grandes inversores institucionales y éste no es pequeño". Por lo tanto, concluye Antoñanzas, "debemos considerar que las comisiones son correctas en relación con los recursos empleados y al valor generado por estos fondos".

Sala de contratación de la Bolsa de Madrid.
Sala de contratación de la Bolsa de Madrid.RAÚL CANCIO

La batalla por atraer a los mejores gestores

En la industria de los hedge funds la batalla por atraer clientes y patrimonio a un fondo tiene un arma decisiva: contar con un gestor estrella, es decir, aquel que pueda acreditar una hoja de servicios con rentabilidades por encima del mercado durante un largo periodo de tiempo. Es tal el peso del gestor que muchos de ellos lo intentan aprovechar para independizarse de los gigantes financieros y probar suerte por su cuenta.

En España, el caso más sonado ha tenido como protagonista a Cristóbal Thomas de Carranza. A principios de año decidió independizarse de Fonditel, la entidad que gestiona las pensiones de más de 40.000 empleados de Telefónica, en la que había obtenido una rentabilidad media anual del 6,54% en los últimos 10 años. Desde entonces, Thomas de Carranza, con la ayuda de Iván Yáñez, ex director de Invercaixa, puso en marcha toda la infraestructura necesaria para lanzar Valorica, su primer fondo de inversión libre, que fue aprobado por la CNMV a comienzos de octubre.

Lo que hace tan atractivo los hedge funds para los gestores, aparte de la libertad de estrategias y la elección de activos, son los elevados sueldos que se pagan en la industria (siempre que los rendimientos sean positivos), muy por encima de lo que se puede llegar a cobrar como responsable de la gestora de una entidad financiera tradicional. En EE UU, meca de los hedge funds, los mejores gestores llegan a cobrar mucho más que el presidente ejecutivo de una empresa que cotice en el Dow Jones. El ejemplo más conocido es el de James Simons. Con el fondo Medallion de la gestora Renaissance, que invierte utilizando algoritmos para descubrir anomalías en la formación de precios, acredita un rendimiento medio del 34% en los últimos 15 años. Este éxito le valió en 2006 un sueldo anual de 1.100 millones de euros.

De experimento periodístico a industria billonaria

Corría el año 1949. Atrás quedaban el crac del 29, la gran depresión y la II Guerra Mundial. Aunque resultaba difícil, había que pensar en clave de futuro. Con ese espíritu la revista Fortune encargó al sociólogo Alfred W. Jones una investigación para intentar predecir el comportamiento de los mercados. Como parte de este estudio, Jones, que primero fue cónsul en Berlín durante el ascenso del nazismo al poder y más tarde informó como reportero de la Guerra Civil española junto a su mujer, decidió combinar en un mismo fondo posiciones largas y cortas. Es decir, apostar a un tiempo por la subida de la Bolsa y por su bajada, para cubrirse de las oscilaciones de los mercados.

Nacía así un nuevo producto de inversión: los hedge funds (su traducción literal es la de fondos de cobertura). En ese momento, Jones no podía imaginar la repercusión que su invento ha tenido, ya que más de medio siglo después esta industria maneja activos por valor de 1,72 billones de euros (más que el PIB español) y acumula un largo historial de importantes rentabilidades, pero también de sonoras crisis que han amenazado incluso con poner en jaque a todo el sistema financiero internacional.

El aura de misterio que siempre ha rodeado a los hedge funds se debe, en primer lugar, a su desarrollo, en muchas ocasiones al margen de la regulación y, por lo tanto, de la supervisión. También ha contribuido a esta percepción el carácter especulativo de alguno de estos fondos. Basta recordar la operación protagonizada por George Soros, que forzó la salida de la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo en 1992 o el colapso del megafondo LTCM en 1998, que obligó al entonces presidente de la Reserva Federal de EE UU, Alan Greenspan, a salir a su rescate para evitar que la crisis se extendiera por todo el sistema. Además, en el último año algunos hedge funds se han visto forzados a cerrar por su gran exposición al mercado hipotecario subprime.

El carácter especulativo de muchos hedge funds (el ex presidente español José María Aznar ha fichado por uno de ellos, Centaurus, especializado en cazar OPA) ha llevado en los últimos meses a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, Nicolas Sarkozy, a abanderar una cruzada en favor de una mayor regulación y transparencia de este tipo de productos.

JP Morgan y Goldman Sachs, con activos por valor de 38.800 millones de euros y 27.600 millones, respectivamente, son las dos mayores gestoras de hedge funds en el mundo, mientras Nueva York se mantiene como la capital mundial de la industria. En la Gran Manzana tienen su sede 139 firmas especializadas en estos productos, que en total manejan activos por valor de 611.000 millones de euros, según la consultora HedgeFund Intelligence.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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