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Reportaje:

Chispazos en el horizonte

El sector eléctrico se prepara para otra batalla, con Iberdrola en el punto de mira

La espectacular batalla librada por Endesa parece haber dejado exhausto al sector energético. Hay una calma tensa. Engañosa, incluso. Pesan mucho la proximidad de las elecciones y la crisis financiera. Con nuevos actores en el sector, básicamente las constructoras Acciona (Endesa), ACS (Fenosa e Iberdrola) y Sacyr (Repsol), por un lado, y la presencia de grupos extranjeros (los gigantes E.ON y EdF), por otro, se abren perspectivas de nuevos combates para rediseñar el sector. En ese horizonte, Iberdrola es el común denominador.

En un mercado estrecho, maduro, que ha moderado notablemente la demanda (el crecimiento del consumo eléctrico ronda el 2%, la mitad que hace un año), los focos están puestos ahora en los movimientos de todos los que perdieron -o no ganaron- posiciones en los dos años que ha durado la guerra por Endesa.

Ni ACS ni Sacyr entraron en el sector energético sólo para cobrar dividendos
El crecimiento de Iberdrola explica las dificultades para forzar una alianza

Gas Natural, controlada por La Caixa y Repsol YPF, y la alemana E.ON se dejaron muchos pelos en la gatera tras retirarse de la pelea por Endesa, ganada por la alianza hispano-italiana de Acciona y Enel. A ambos se les suponen ganas de revancha. Gas Natural tiene accionistas capaces de elaborar planes ambiciosos. E.ON se retiró de Endesa con el 10% de los activos del grupo en el saco (las filiales en Italia y Francia y algunas centrales en España), además de Viesgo, que opera en Cantabria. Parece un botín pobre para un gigante con un valor en Bolsa de 91.000 millones. Su presidente, Wulf Bernotat, ya anunció poco después de firmar la capitulación frente a Acciona-Enel que quería ser al menos el tercer grupo energético de España.

En el mapa actual, con el Gobierno poco dispuesto a arbitrar partidos complejos, tanto Gas Natural como E.ON precisan un objetivo claro y apoyos nítidos, aunque sean interesados.

El objetivo más evidente es Iberdrola. Los posibles interesados están identificados. Ni la constructora ACS, principal accionista de Iberdrola, ni Sacyr-Vallehermoso, de Repsol YPF, apostaron por el sector energético sólo para cobrar dividendos.

Para los pretendientes extranjeros (E.ON y EdF), ACS podría ser un aliado interesante. ACS tiene el 13% de Iberdrola y controla Unión Fenosa. Una llave con la que abrir la fortaleza del grupo que preside Ignacio Sánchez Galán al estilo de lo que ha hecho Enel con Acciona. EDP también aparece en el punto de mira de E.ON. La compañía portuguesa controla Hidrocantábrico, que opera en Asturias y que le vendría bien para unir con los activos de Viesgo.

Los primeros intentos de negociar una fusión en torno a Iberdrola se encontraron con la compra de empresas en el exterior (Scottish Power y Energy East) por parte de la compañía. Fue la respuesta de Sánchez Galán. Por eso, si los aspirantes no pueden con Iberdrola, queda abierta la posibilidad de Fenosa.

El crecimiento de Iberdrola explica las dificultades para forjar una alianza. Con una capitalización de 55.000 millones y una deuda de 23.000, quien quiera engullir la compañía tiene que pensar en poner sobre la mesa (prima a los accionistas de por medio) unos 100.000 millones.Esa es la gran baza de Sánchez Galán, que presume de que Iberdrola vale más que todas las constructoras españolas juntas.

El dardo de Sánchez Galán, que tiene tanta facilidad para hacer crecer las empresas como dificultad para hacer amigos (estuvo en Airtel), está bien dirigido. La pelea que mantiene desde 2006 con Florentino Pérez es, por aplicar un calificativo suave, intensa. El ejecutivo salmantino suele repetir que ACS tiene el paso cerrado al consejo de Iberdrola mientras controle Fenosa. Y de fusión Iberdrola-Fenosa, ni hablar mientras se mantenga la actual legislación, aunque el segundo accionista (la caja vasca BBK, con el 6%) apoye a ACS.

Ante tal panorama y la cercanía electoral, la prudencia recomienda esperar. Pero las apuestas son numerosas. El sector baraja una integración entre Iberdrola, Fenosa y Gas Natural, lo que daría lugar a un grupo potente, pero que de nuevo tiene en contra a Sánchez Galán. Además, requeriría convencer a los accionistas de Gas Natural: La Caixa, Sacyr y la francesa Suez, que se ha hecho con el 11% de la gasista. Frente a las dificultades de competencia, esa posibilidad coincide con el mensaje sobre la españolidad y la voluntad de crear un gran campeón nacional que tanto se han pregonado desde Presidencia del Gobierno.

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