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Reportaje:

El precio de querer ser 'gigoló'

Timados 68 hombres que pagaron hasta 150.000 euros

Juana Viúdez

"Se solicitan caballeros para contactos con señoras. Trabajos remunerados". Este sencillo anuncio, publicado la sección de clasificados de numerosos periódicos, ha costado cerca de 150.000 euros a 68 hombres que aspiraban a convertirse en acompañantes masculinos. Se trata una estafa con más de una década de antigüedad, pero que continúa funcionando porque conjuga a la perfección dos de las mayores debilidades humanas: el dinero y el sexo.

La policía ha detenido en Málaga a dos matrimonios encargados de ponerla en práctica. Se conoce como el timo de los gigolós o el sexo gratis. Hicieron creer a quienes llamaban que tenían todo un catálogo de clientas adineradas dispuestas a pagarles por su compañía. En lugar de ganar dinero, uno de los estafados llegó a pagar 48.000 euros para conseguir su sueño.

El aprendiz tenía que pagar una cuota de inscripción de 350 euros. "Todo se hacía por teléfono y con la máxima discreción, algo que interesaba a las dos partes", explican desde el grupo de fraudes de la Comisaría de Málaga.

Después les pedían 1.600 euros más, en esta ocasión como seguro de responsabilidad civil. Si después de esto seguía en su empeño, seguían pidiéndole ingresos con diferentes excusas: en concepto de fianza, para asegurarse de que acudiría a las citas, o por un seguro antirrobo que garantizaba que no se llevaría las joyas de las clientas. Le hacían comprender que iba a formar parte de un servicio de alto nivel, así que toda precaución era poca. "Las mujeres hacían un papelón", explica el inspector jefe al cargo de la investigación. "Si alguno se desesperaba, una de ellas fingía ser una clienta, le llamaba, y le preguntaba si era él quien le iba a acompañar en su cita". Ese pequeño gesto era suficiente para garantizarse al menos otro pago.

Las víctimas suelen tener un nivel cultural bajo y residir en pequeñas poblaciones. "Hay casos terribles de inmigrantes que creían que iban a enamorar a una señora que traería a toda su familia a España", señala el comisario responsable de la Unidad de Delitos Violentos. "Pensaban que era como en las películas americanas".

Los timadores crearon una sociedad -de nombre Distring- a la que vincularon una cuenta corriente en la que las víctimas ingresaban los pagos. "Lo importante de esta operación, bautizada Chulo, es que partiendo del testaferro hemos llegado a la base de la organización, algo que no siempre ocurre", explica el comisario responsable.

La hipotética agencia de contactos se dirigía desde la barriada marginal de Las Castañetas. En los registros, la Policía encontró los teléfonos móviles con los que se comunicaban con los estafados y listados con sus nombres, las cantidades abonadas y comentarios sobre el nivel de credulidad de cada cual.

Descubrir su juego ha costado varios meses de trabajo intenso. "Los que han pagado en torno a los 1.000 euros lo dan por perdido y no quieren más lío", explicanLos timadores han quedado en libertad.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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