Un Athletic sin fútbol ni ambición
El Getafe se aprovecha de los errores defensivos del equipo vasco y gana en media hora
Al Getafe se le advierte, aunque exija agudeza visual, un gusto por la pelota que no es un influjo único de Laudrup, su técnico, sino una inercia que viene de atrás. Al Athletic se le advierte un desequilibrio notable que le hace inseguro, tan imprevisible en sus prestaciones como previsible en su juego. No es que el Getafe sea la quintaesencia del toque, pero se le adivina el buen gusto. En ello influye el trabajo del ex madridista De la Red, un futbolista intermitente, pero que tira de criterio para organizar el ataque de su equipo y no elude las responsabilidades personales cuando de encarar el uno contra uno se trata. Lo mismo da tres pases atrás que tira un eslalon, con sombrero incluido, sólo fracasado en el último instante.
GETAFE 2 - ATHLETIC 0
Getafe: Abbondanzieri; Pallardó, Mario, Cata, Licht; Pablo (Granero, m. 81), De la Red, Casquero, Sousa; Uche (Alberto, m. 86)y Kepa (Del Moral, m. 75). No utilizados: Ustari, Albín, Braulio y Nacho.
Athletic: Iraizoz; Zubiaurre, Aitor Ocio, Amorebieta, Koikili; Susaeta, Iraola, Orbaiz (Muñoz, m. 81), Gabilondo (David López, m. 45); Etxeberria (Llorente, m. 45) y Aduriz. No utilizados: Aranzubia, Expósito, Murillo y Ustaritz.
Goles: 1-0. M. 9. Casquero, tras error de Koikili. 2-0. M. 28. Iraizoz despeja un tiro de Uche que luego marca.
Árbitro: Fernández Borbalán. Expulsó a Amorebieta (m. 72) y amonestó a Orbaiz, David López, Pallardó y De la Red.
Alfonso Pérez: 10.000 espectadores.
De la Red lo mismo da tres pases atrás que tira un eslalon con sombrero incluido
Del Athletic no puede decirse lo mismo. El equipo de Caparrós tiene una tendencia depresiva inexplicable que se aplica a los futbolistas como un péndulo maligno. A saber: Koikili hizo frente al Betis, el sábado su mejor partido en Primera División. Pues cuatro días después, hace el peor partido desde que debutó. Un despeje extrañamente fallado propició el primer gol de Getafe. Era un centro sin peligro, casi desganado, centrar por centrar, y ¡zas!, error increíble, taconazo de Kepa y zambombazo de Casquero. Un golazo... condicionado por un error imperdonable. Andaba el Getafe manejando el balón, haciéndose con él, lo que viene a significar hacerse con el partido y ¡zás! Orbaiz, un tipo seguro con el balón se lo tira al pecho de De la Red en el centro del campo, con todo el Athletic saliendo de su campo. Contragolpe, disparo de Uche, despeje de Iraizoz y gol de Uche. Amorebieta halagado por San Mamés y vigilado por la Premier, decide pisar a Uche y ducharse antes que sus compañeros en su tercera expulsión.
Dos goles que no explicaban nada, pero anunciaban algo. Anunciaban, quizás exageradamente, lo que diferencia a un equipo enchufado y con gusto por el balón, de otro, desenchufado y más rutinario que un atasco. Venía el Athletic de defender una imagen solvente en sus salidas (frente a su debilidad en San Mamés) y en media hora en el Coliseum de Getafe lo había tirado todo por la borda. La razón era sencilla. El Athletic está construido desde la defensa. El juego ofensivo más que una estrategia es una encomienda a la milagrería. Ni lo uno ni lo otro. La defensa falló y en ataque no hubo milagros. Pura y cruda realidad para un equipo muy previsible.
El Getafe es otra cosa. No ha explotado. No tiene figuras, pero insiste en su filosofía fútbolística. De la Red y Pablo Hernández son jugadores de balón, Kepa es un destajista inagotable y Uche la sorpresa permanente. Hasta hora no había funcionado en la Liga, pero en cuanto el Athletic le dio facilidades (dos, dos goles) pareció otra cosa.
Bien es cierto que la segunda mitad fue inservible. El Getafe se acostó en el marcador y el Athletic tiró de casta para parecer que era algo o alguien. Ocasiones: un cabezazo manso de Llorente y un disparo duro de Pablo Hernández bien despejado por Iraizoz. Daba igual. El partido había acabado a la media hora. El resto fue entretener al respetable en un ejercicio sin emoción. Ni al Getafe se le vieron muchas ganas de mover el marcador, ni al Athletic de poder conseguirlo.
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