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Reportaje:

Un borrón y una cuenta nueva

Los expertos consideran que ya ha pasado lo peor de la crisis en las 'hipotecas basura'

Los grandes de Wall Street tienen cerradas sus cuentas del tercer trimestre, el más intenso de los últimos años por las turbulencias que en el verano azotaron el mercado de crédito. El impacto es más severo de lo esperado, pero varía en función de la exposición que tenían al negocio de las hipotecas subprime y las compras de empresas apalancadas. A pesar de la bofetada, creen que pasó lo peor, pero seguirán arrastrando el fardo lo que queda de año.

La temporada de resultados está teniendo gran interés porque sirve para tener una idea de cómo las empresas capearon el temporal en el verano, sobre todo en los sectores financiero y de consumo, y de rebote en el conjunto de la economía. La banca restó al principio dramatismo a la crisis, y en ese tono abrió la veda Lehman Brothers. La venerable firma neoyorquina, la más pequeña de las que estaban en parrilla, reportó una caída en el beneficio del 3,2%, hasta los 887 millones de dólares. Se temía que fuera la más afectada. Sin embargo, explicó que el grueso del ajuste se debió a las cargas asociadas con la reestructuración de su filial hipotecaria. El negocio de banca de inversión fue mejor de lo esperado.

Jamie Dimon, presidente ejecutivo de JP Morgan, se muestra cauto respecto al futuro, aunque cree que su banco está bien posicionado
El beneficio de Bears Stearns, el primer banco en reconocer sus problemas por la crisis hipotecaria, ha caído un 61% en el tercer trimestre

Y si Lehman Brothers aportó confianza al mercado tras cinco semanas de estrés en el parqué, Goldman Sachs aportaron aire caliente al sector financiero. El banco de inversión más poderoso del mundo registró un aumento en su beneficio del 79%, hasta 2.850 millones, superando con amplitud las previsiones. Sus ingresos ascendieron a 12.330 millones en el trimestre. Pero al escarbar se observa que perdió 2.400 millones en sus préstamos a empresas.

Hasta tal punto las cifras diferían de las expectativas de mercado que en el parqué se decía que Lehman y Goldman estaban ocultando la realidad de sus cuentas. Sobre todo si se comparaban con los resultados de Morgan Stanley, que en el mismo periodo vio caer su beneficio un 17%. El banco atribuyó el problema a apuestas equivocadas de sus fondos especulativos. Sus ganancias fueron de 1.543 millones, aunque para vestir el dato dijo que sus beneficios en los nueve primeros meses crecieron un 29%, hasta 6.797 millones.

El segundo banco de inversión más poderoso en Wall Street tuvo unos ingresos de 7.960 millones en el trimestre. Pero eso no evitó que tuviera que registrar unas pérdidas de 480 millones por los errores de cálculo cometidos por su sistema informático, que fue incapaz de anticipar o reaccionar ante el pánico que a primeros de agosto dominó en el parqué. A esa cantidad había que añadir 940 millones en concepto de ajustes contables en transacciones de compra de empresas apalancadas.

La situación es aún más comprometida en Bears Stearns, el primer banco que reconoció su sobreexposición a la crisis hipotecaria. Sus apuestas erróneas hicieron que su beneficio cayera un 61% en el trimestre, hasta 171,3 millones, en gran parte debido a unas pérdidas de 200 millones en sus hedge funds. Y también sufrió del lado de los ingresos, que le cayeron un 38%, hasta los 1.300 millones.

Los miedos volvieron la semana pasada al parqué, con motivo de los resultados y comentarios de Citigroup. El mayor grupo financiero mundial por ingresos registró una caída del beneficio del 57%, hasta 2.380 millones de dólares, lo que equivale a ganar 3.130 millones menos que en igual periodo de 2006. Sus ingresos crecieron un 6%. El negocio de banca de inversión y mercado de capitales sufrió una corrección de 1.350 millones y otros 1.560 millones en su división hipotecaria.

JP Morgan Chase introdujo un poco de calma. La mayor crisis en el mercado inmobiliario en 16 años y las turbulencias en los mercados no impidieron que sus beneficios subieran un 2,3%, hasta los 3.370 millones. Aun así, se vio obligada a hacer una corrección de 1.300 millones en sus cuentas. Wells Fargo, el cuarto, siguió la misma senda, con un incremento del beneficio del 4,1%, hasta los 2.280 millones. Bank of America, el segundo banco comercial del país, volvió a tornar la sala oscura con una caída del beneficio del 32%, hasta los 3.700 millones, y una caída del 12% en los ingresos, hasta los 16.300 millones.

Las turbulencias "sin precedentes" de las que habla Bank of America pasaron factura a Merrill Lynch, que esta semana cerró la lista en rojo, y que ya había advertido a comienzos de mes que las condiciones en el mercado de crédito tendrían un impacto "adverso" en sus beneficios. Eso se traduce en un borrón de 7.900 millones en el tercer trimestre, que le lleva a computar unas pérdidas de 2.240 millones, frente a un beneficio neto de 3.050 millones en el mismo trimestre de 2006. Stan O'Neil, presidente ejecutivo del banco, que está bajo presión, como su homólogo en Citigroup, Charles Prince, reconoce que el impacto es mayor de lo esperado.

Esperanza y cautela

Jamie Dimon, presidente ejecutivo de JP Morgan, se muestra cauto respecto al futuro, aunque cree que su banco está bien posicionado. En el parqué creen, de hecho, que será interesante ver qué pasa en el cuarto trimestre. Christopher O'Meara, director financiero de Lehman Brothers, está convencido "de que lo peor de la corrección en el mercado de crédito pasó". En términos similares se pronuncia David Viniar, director financiero de Goldman Sachs.

Aunque los grandes de Wall Street parecen estar convencidos de que la crisis crediticia está a sus espaldas, desde Citigroup se advierte de que los bancos necesitarán un poco más de tiempo para ajustar sus carteras y seguirán arrastrando los problemas durante lo que queda de año. Por eso los analistas advierten de que la situación sigue siendo tensa. Y para reflejarlo, recurren al fondo creado por Citigroup, Bank of America y JP Morgan para comprar activos vinculados a hipotecas subprime.

Clientes de Citigroup en la sede del banco en Nueva York.
Clientes de Citigroup en la sede del banco en Nueva York.ASSOCIATED PRESS

Caruana pide más transparencia a la banca

El secretario del Tesoro, Henry Paulson, cree que la respuesta de la banca privada a la crisis de las hipotecas basura permitirá dotar de liquidez a corto plazo al mercado de crédito y su corrección ordenada. Sin embargo, los expertos en el sector financiero creen que se trata más bien de una tapadera diseñada por los bancos, con el consentimiento de la Casa Blanca, para evitar tener que liquidar sus carteras y computar el ajuste en el precio de estos activos financieros en sus cuentas de resultados.El Fondo Monetario Internacional, por su parte, afirma que la falta de transparencia de los bancos es uno de los factores que contribuyen a la incertidumbre. Por eso cree que la situación se normalizará cuando haya más claridad sobre impacto de la crisis crediticia en sus carteras. "Deben ayudar a reducir la tensión", dice Jaime Caruana, que espera que el superfondo ayude en este sentido, mientras pide a los bancos que aporten información sobre su situación. "Las malas noticias son mejores que la incertidumbre".

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