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Reportaje:

El Zaragoza pierde los nervios

La mala marcha del equipo tensa la relación entre Víctor Fernández y la plantilla

Jordi Quixano

Crispada la plantilla, caliente la afición y molesto el entrenador, Víctor Fernández, el Zaragoza atraviesa momentos difíciles, tensos. En el curso pasado se clasificó para la Copa de la UEFA en el último resuello. "Habrá fichajes de renombre para ser uno de los referentes", convino Agapito Iglesias, máximo accionista del club. Se incorporaron, entre otros, Luccin, Oliveira y Matuzalem, lesionado de gravedad a las primeras de cambio. Pero las ilusiones se esfumaron de un plumazo. El ex barcelonista Javito, delantero del Aris de Salónica, le endosó un gol en la primera fase europea y... adiós. Tampoco ayuda que el equipo no carbure en la Liga. Juanfran y D'Alessandro, que no supieron morderse la lengua, han resultado los peor parados. El club les ha abierto expediente, les pondrá una multa y, de reincidir, podrían ser suspendidos de empleo y sueldo.

Algunos jugadores creen que Aimar es el protegido del entrenador

Después de caer ante el Atlético, Juanfran se rebeló. "Lo peor que le puede pasar a un equipo es ir sin rumbo. Ahora mismo, el Zaragoza no sabe a lo que juega", afirmó con acidez; "sólo digo una parte de lo que pienso porque la otra me la tengo que callar". Hasta ayer por la tarde el club no le notificó su sanción. D'Alessandro fue más agresivo. Todo empezó la semana pasada cuando se enzarzó con Aimar, que reclamó un penalti en un partidillo. Molesto, se encaró con él. "¿Quién te crees que eres?", le cuestionó. "Cállate, que eres un broncas", respondió el otro. Y se buscaron las cabezas para acabar con algún empujón y manotazos al aire.

El asunto se habría quedado en una anécdota de no ser porque D'Alessandro protagonizó otro rifirrafe el martes. Pero esta vez con el técnico. Víctor le recriminó algunos conceptos. Y él, irascible, respondió de mala manera. "¡Vos tenés la culpa de todo!", le gritó. Víctor le mandó al vestuario y, enojado, se reunió con la directiva esa noche y solicitó que le apartaran del equipo. No le hicieron caso y D'Alessandro se presentó al entrenamiento. Al verle de corto, le mandó a su casa. "En esta vida, todo se puede arreglar", intervino D'Alessandro por la tarde tras entrenarse en solitario. "Estos hechos me han obligado a intervenir como entrenador", aseveró Víctor; "ha habido una serie de faltas de respeto al grupo y he actuado directo y tajante". Un grupo que se descompone porque muchos creen que Aimar es su protegido. Entre otras razones, porque el Zaragoza jugó con un rombo para situar a Aimar de media punta, su posición predilecta. Pero no resultó.

D'Alessandro volvió ayer a prepararse con la plantilla, pero multado. "Agradezco que se haya respaldado la disciplina porque, si no, mi presencia no tendría ningún sentido", admitió Víctor. Y advirtió: "El club se ha dado cuenta de que tiene que marcar unas pautas para ser grande y voy a ser inflexible". D'Alessandro recogió el testigo: "Siempre voy de frente y estoy arrepentido de lo sucedido, pero mantengo mi forma de pensar". Aunque matizó: "Tuve una actitud desubicada y eso no es positivo para mí, el equipo y la imagen del club. Así que estoy de acuerdo con que me abriera un expediente".

D'Alessandro (a la derecha) bromea con Cuartero en el entrenamiento de ayer del Zaragoza.
D'Alessandro (a la derecha) bromea con Cuartero en el entrenamiento de ayer del Zaragoza.efe

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