Laba Sosseh, pionero de la fusión afrocubana
Fundó la orquesta Super Star, que revolucionó la música senegalesa
El cantante y compositor Laba Badara Sosseh, nacido en Gambia y apodado en Senegal El Maestro, fue un pionero de la música cubana en África y el primer africano que ganó un disco de oro con un elepé de salsa. Murió el 20 de septiembre en Dakar, Senegal, tras una larga enfermedad. Tenía 64 años y deja 27 hijos.
Había nacido en Banjul, Gambia, en 1943, en una familia de griots. Nieto de un importante líder civil durante la colonización británica, su padre era de Senegal y la madre de Gambia. Llegó a Dakar a principios de los años sesenta y lo contrató el Miami, uno de los clubes más populares de la capital, para cantar en la histórica Star Band de Ibra Kassé, orquesta fundada para celebrar la independencia de Senegal.
Con su amigo el saxofonista Dexter Johnson montó después la Super Star, por la que pasarían Pape Seck y un entonces jovencísimo Youssou N'Dour, que iba a revolucionar la escena senegalesa con el ritmo del mbalax. Durante 11 años vivió en Abidjan, convertida en foco de atracción para muchos músicos de África Occidental.
En Nueva York grabó las sesiones de Salsa africana con Monguito El Único y el disco Roberto Torres presenta a Laba Sosseh para el sello SAR; y, en París, un elepé con la Orquesta Aragón.
En el año 1987, una de sus composiciones, Diamoule mawo, fue transformada por el colombiano Joe Arroyo en Yamulemao. Y, en 2001, viajó a Cuba al frente de algunos veteranos con el fin de grabar Los afrosalseros de Senegal en La Habana. Se le puede escuchar en recopilatorios de la compañía Putumayo (Congo to Cuba) y también en Baloba!, de Africando, reunión de cantantes de África Occidental con instrumentistas latinos de Nueva York.
En su voz suave y un poco nasal, canciones como Aminata o Seyni, y sus versiones de clásicos como El manisero y números de Abelardo Barroso, Chapotín, Cheo Belén Puig o Johnny Pacheco, hicieron bailar a varias generaciones en los clubes de ciudades como Dakar, Abidjan, Douala o Kinshasa.
La música cubana llegó a ser tremendamente popular en toda África Occidental: cantada en los distintos idiomas de la región o en un español difícilmente inteligible, y tocada con aportaciones propias. Laba Sosseh fue una referencia para esa música que, en un feliz viaje de regreso, se reencontraba con una parte esencial de su raíz.
Siempre elegante y sonriente, Laba Sosseh pasó las últimas semanas olvidado en la habitación de una clínica -aunque un maratón televisivo había recaudado fondos para ayudarle.
Antes de su inhumación en el cementerio musulmán de Yoff, le rindieron homenaje el ministro de Cultura de Senegal y el embajador de Cuba en Dakar. El salsero africano ha dejado un último disco por publicar.
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