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Hu Jintao consolida su poder hasta 2012 mientras busca un sucesor

El Partido Comunista Chino renueva parte de la dirección

El Partido Comunista Chino (PCCh) reeligió ayer a Hu Jintao para un segundo mandato de cinco años como secretario general, pero dejó abierta la puerta de su sucesión, ya que optó por designar a dos posibles candidatos: Xi Jinping y Li Keqiang, secretarios del partido en la municipalidad de Shanghai y en la provincia norteña de Liaoning, respectivamente. Xi, de 54 años, y Li, de 52, han entrado a formar parte del Comité Permanente del Buró Político -el órgano de máximo poder de China, compuesto por nueve miembros-, lo que unido a su edad los convierte en potenciales líderes del país a partir de 2012.

Hu, que también es presidente del país, ha salido reforzado del XVII Congreso del PCCh, que acabó el pasado domingo, ya que ha logrado colocar a muchos de sus aliados en los órganos de poder, y su modelo de desarrollo económico más justo y sostenible ha sido incluido en la Constitución del partido. Pero ha tenido que optar por una solución de consenso a la hora de nombrar a su sucesor.

Eran las 11.35 (seis horas menos en la España peninsular), cuando los miembros del Comité Permanente del Buró Político entraron, con paso solemne, en una de las salas del Gran Palacio del Pueblo, en Pekín, tras haber sido designados poco antes por el Comité Central (204 miembros). Al frente del grupo, vestidos todos de oscuro, iba Hu Jintao. Le siguieron Wu Bangguo (presidente del Parlamento), Wen Jiabao (primer ministro), Jia Qinglin (presidente del organismo consultivo del Parlamento) y Li Changchun (jefe de propaganda), que repiten mandato, y cuatro nuevos miembros: Xi Jinping, Li Keqiang, He Guoqiang y Zhou Yongkang. Estos dos últimos tienen 64 años, por lo que en 2012 se retirarán, al igual que los otros cinco veteranos, lo que coloca a Xi Jinping y Li Keqiang como los posibles sucesores de Hu. Xi está situado en la jerarquía delante de Li, por lo que arranca como favorito.

Hu no mencionó quién será su sucesor. Tan sólo dijo: "Los camaradas Xi Jinping y Li Keqiang son dos camaradas bastante jóvenes". Li es un hombre próximo a Hu, mientras que Xi es más cercano al ex presidente Jiang Zemin, aunque es considerado una figura de consenso. La existencia de dos candidatos puede abrir una etapa de luchas internas. "Nombrar a dos personas y que se peleen puede tener riesgos. Es como colocar a dos tigres en una montaña", dice un diplomático europeo. La prensa oficial enfatizó ayer la necesidad de unidad y de que los nuevos dirigentes eviten rivalidades. "Debe existir un liderazgo central decidido desde el punto de vista político, unificado de forma incondicional, energético y prometedor", comenta el Diario del Pueblo.

El primer ministro chino, Wen Jiabao, saluda durante la celebración del Congreso del PCCh.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, saluda durante la celebración del Congreso del PCCh.AP

Una cita para el pueblo, pero sin el pueblo

El XVII Congreso del PCCh, que culminó ayer con el nombramiento de los máximos líderes del partido, ha estado rodeado, una vez más, del más absoluto secretismo. El cónclave tiene lugar cada cinco años, pero las fechas de su celebración no fueron anunciadas hasta seis semanas antes. Los procesos de elección de los 200 miembros del Comité Central siguen siendo en gran parte un misterio.

El Gobierno se comprometió a mejorar la transparencia, y dio instrucciones a los 2.200 delegados para que fueran más receptivos con la prensa extranjera. Pero los políticos chinos, temerosos de un desliz, que les puede costar su carrera política, son reacios a hablar y, cuando lo hacen, se ciñen estrictamente al discurso oficial.

La población ha vivido el cónclave político con desinterés, a pesar de los carteles y eslóganes que cubren Pekín y la trascendencia de las decisiones que se toman.

Durante estos días, la plaza de Tiananmen, donde se encuentra el Gran Palacio del Pueblo, sede de las reuniones, ha estado tomada por la policía. Cientos de agentes, de uniforme y paisano, han patrullado la zona, habitualmente ya bajo fuerte vigilancia. Activistas y disidentes han sido puestos bajo vigilancia y sometidos a arresto domiciliario y los controles y filtros en Internet se han intensificado, hasta el punto que muchos usuarios no han podido acceder a sus correos electrónicos.

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