Demasiado sencillo para el Valencia
El Deportivo intenta jugar, pero sale goleado por la pétrea fórmula de Quique Flores
Fue tan sencillo como el mecanismo que hace funcionar un silbato. Precisamente, con un silbido del árbitro acabó el partido. Al talentoso Silva se le encendió la pierna, envió una pelota al área del Deportivo para que la pescase a la carrera Joaquín y, en el cruce, Coloccini tropezó con la pierna del habilidoso centrocampista. Penalti por intromisión. Era el minuto 8. Se presentaba el partido perfecto para el entrenador del Valencia, Quique Sánchez Flores, que propicia que su equipo se sienta cómodo jugando a la contra cuando el viento sopla a favor de sus intereses.
Joaquín lanzó la pena máxima a la escuadra derecha del meta Aouate haciendo estéril su estirada. En ese momento, la estadística pesó más que la forma que habían demostrado los dos equipos en la última jornada de la Liga. El Deportivo venía de mojar en Sevilla; el Valencia, de perder contra el Espanyol. Se recordó que el equipo valenciano es el que más puntos ha birlado en Riazor y que se ha embolsado la victoria las tres últimas temporadas. En la grada también se mentó aquella aciaga noche en la que Djukic le estropeó al Deportivo la celebración del título de Liga desde los once metros al no ser capaz de batir al portero González para regocijo del dream team de Cruyff.
DEPORTIVO 2 - VALENCIA 4
Deportivo: Aouate; Manuel Pablo, Piscu, Coloccini, Filipe; Sergio, De Guzmán; Juan Rodríguez (Riki, m. 62), Verdú, Guardado (Cristian, m. 72); y Xisco (Bodipo, m. 62). No utilizados: Munúa; Barragán, Aythami y Antonio Tomás.
Valencia: Cañizares; Miguel, Albiol, Helguera, Moretti; Joaquín (Arizmendi, m. 75), Albelda, Baraja, Gavilán (Angulo, m. 63); Silva y Morientes (Zigic, m. 81). No utilizados: Hildebrand; Sunny, Caneira y Marchena.
Goles: 0-1. M. 9. Joaquín, tras un penalti que le hace Coloccini. 0-2. M. 15. Baraja, tras un rechace. 1-2. M. 29. Xisco, en el área pequeña. 1-3. M. 38. Morientes, de cabeza. 1-4. M. 73. Morientes, asistido por Xisco. 2-4. M. 87. Bodipo aprovecha un balón suelto.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Expulsó a Helguera (m. 90) por doble amarilla. Amonestó a Xisco, Juan Rodríguez y Manuel Pablo.
20.000 espectadores en Riazor.
Un Deportivo-Valencia siempre se presenta como una justa con muchos asuntos pendientes, pero la memoria es patrimonio de la afición.
Miguel Ángel Lotina planteó el partido con la sana intención de intentar jugar al fútbol, como había hecho contra el Espanyol y el Sevilla. Quique Flores se olvidó de la manía de rotar, con excepción de los cambios obligados por las lesiones, como el del delantero Villa. El Deportivo, con el marcador en contra, continuó queriendo querer jugar, pero se empotró contra un Valencia que pretende que le hagan ese juego para llevarse en el zurrón los puntos.
Siete minutos después del primer gol, Joaquín, al que el brasileño Filipe permitíó firmar una hoja de servicios con unos números de escándalo, centró, Silva la envió al área a la primera, Coloccini se pasó de frenada y Baraja empujó a gol el regalo.
El resultado parecía sentenciado, máxime cuando el equipo que defiende la ventaja es el pétreo Valencia.
En la grada ya se había propagada la desazón, a sabiendas de que al Deportivo le cuesta ganar en casa y de que el Valencia no ha perdido a domicilio. Pero Cañizares, que reaparecía, se tragó un centro de Juan Rodríguez que aprovechó Xisco para acortar el marcador, estrenarse en esta temporada y recuperar la ilusión. Resultó un espejismo porque Morientes remató a placer un centro de Joaquín cuando corría el minuto 37.
Con este duro correctivo por las intenciones demostradas, se llegó al segundo bocado del partido. Con el resuello renovado, tampoco cambió mucho la cosa. El Deportivo quería jugar y el Valencia no le dejaba. Y, en esa lucha entre el querer y el poder, el equipo de Quique, como en las últimas temporadas, esperó a que el reloj señalase el final de un partido simple como el mecanismo de un silbato. Incluso se permitió el lujazo de un cuarto gol. El cartero Silva se la puso en la cabeza para que Morientes se diese un gustazo. Fue la rúbrica de un equipo que sabe a lo que juega contra uno que lo busca. El gol de Bodipo llegó tarde.
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