El cónclave del podólogo
La plantilla del Getafe hace esperar hora y media a Laudrup y su cuerpo técnico mientras se conjura durante una sesión con el callista
La plantilla del Getafe no es la corte de Felipe II. No tiene mucho de romántica. Su forma de actuar dista un mundo de los aires patricios del Senado romano. En vez de conjurarse y arreglar sus diferencias en un escenario más exquisito, aprovechó la visita del podólogo al Coliséum Alfonso Pérez para limar asperezas. El futuro del conjunto madrileño, penúltimo con dos puntos y sin ninguna victoria que celebrar, sólo por delante del Levante, se pormenorizó mientras el callista actualizaba las medidas de las plantillas de los futbolistas.
La reunión atrasó el entrenamiento más de 90 minutos, tiempo que Michael Laudrup y su cuerpo técnico pasaron incrédulos, faltos de jugadores, en la ciudad deportiva. "Como hacía sol, no me molestó esperar tanto", restó trascendencia el técnico nórdico tras la sesión. No lo pareció cuando, después de 40 minutos de rondos con su guardia pretoriana, con Luis Milla, Eric Larsen, John Jensen; el preparador físico, Óscar García, y el preparador de porteros, Juan Carlos Arévalo, agotó su paciencia. Visiblemente contrariado, Laudrup reclamó a Pinilla, el utilero, que se acercase al estadio del club, a poco más de cinco de minutos andando. El ayudante cubrió la distancia en coche. Volvió enseguida con las manos vacías. Ningún jugador le acompañaba. El vestuario siguió platicando otros 50 minutos. Laudrup se desesperaba. El resto agachó la cabeza y escrutó cada brizna de hierba.
"Pero, más que nada, por el tema del podólogo. Que nadie piense en teorías de la conspiración", reclamó Milla. El propio Laudrup respaldó el diálogo entre sus jugadores, del que estaba avisado desde la noche antes. Aunque no creía que durase tanto: "Espero que hablen cada día, así se lo digo. Viendo los entrenamientos de esta semana, se ve muy motivado e implicado al equipo. Están muy mentalizados para ganar al Murcia. Incluso se han dado momentos que hemos tenido que parar porque... ¡tienen tantas ganas!".
El núcleo duro de la plantilla, con Belenguer al frente, decidió la reunión la víspera, en la primera cena organizada por el grupo. Toda una señal cuando la temporada pasada las reuniones gastronómicas se sucedían cada semana. Uno de los puntos del día fue la labor del Cata Díaz, que no jugó en Mallorca (4-2 tras un 0-2) por unas "molestias". Las mismas que no le impidieron concentrarse con Argentina.
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