Picasso vuelve a su ciudad de juventud

Fue la pasión por Picasso y por Galicia de un coleccionista privado que quiere permanecer en el más absoluto anonimato lo que proporcionó las 89 obras del pintor malagueño que colgarán hasta febrero en las paredes de las sedes coruñesa y viguesa de la Fundación Pedro Barrié de la Maza. Casi la mitad de los cuadros jamás habían sido expuestos hasta ahora, y su dueño, "por amistad, pasión y ganas de mostrar su patrimonio a todos", quiso que se descubran ahora en tierras gallegas, según relató ayer María Teresa Ocaña, la asesora científica de estas muestras, tituladas Picasso, laboratorio de estilos.

Si en Vigo se exponen 32 naturalezas muertas pintadas por Picasso hasta 1940 -abandonó entonces ese genéro-, es en A Coruña, ciudad en la que el pintor vivió su pubertad (entre 1881 y 1895, cuando cumplía 14 años), donde se ofrecen desde ayer 57 retratos femeninos que muestran la evolución y amplitud, con todos los estilos y influencias, de la trayectoria artística del genio a lo largo de seis décadas. Una exposición, destacó la directora de la fundación, Marta Rey, que consagra A Coruña en el circuito de las urbes ligadas al artista (Málaga, Barcelona y París) "y cierra el circulo picassiano" que se inició con la muestra en 2002 que reunió sus primeras obras.

La Fundación Barrié ofrece visitas guiadas a las dos muestras y talleres para niños

Las mujeres, amantes y musas a la vez, que más influyeron en la vida y obra del pintor sirvieron de modelo de los retratos seleccionados para esta exposición, compuesta por 43 óleos y 14 dibujos creados entre 1919 y 1972, el año anterior a la muerte de Picasso en Francia. No fueron fruto de la improvisación, sino que se trata de obras que el artista compuso para experimentar trazos, matices y expresiones. Algunos de estos cuadros forman parte incluso de extensas series que Picasso realizaba con ánimo de explorar estilos e influencias.

Retratos de primer plano, composiciones de varias figuras o desnudos recostados descubren también los muy diferentes estilos y colores con los que el pintor caracterizaba a cada una de sus compañeras. A Marie-Thérèse Walter, la madre de su hija Maya, con la que vivió entre 1926 y 1939, Picasso la representa siempre con colores alegres y rasgos casi infantiles. Todo lo contrario de la dureza de líneas y colores fuertes que caracterizan los retratos de Dora Maar, la fótografa e intelectual que compartió la vida del artista hasta 1946.

Estática aparece su siguiente compañera sentimental, Françoise Gilot, cuya cabellera negra destaca por su volumen en los dos primeros planos que se exponen por primera vez al público, Cabeza de mujer con el pelo rizado (1945) y Cabeza de mujer morena de cara (1953).

Pero la gran protagonista de esta selección de retratos es Jacqueline Roque, que acompañó a Picasso durante los últimos 20 años de su vida. Sus representaciones pictóricas, tanto figurativas como conceptuales, ofrecen una recapitulación y síntesis de todos los estilos e influencias que marcaron la obra del artista. Algunos de los cuadros más famosos del pintor español más universal como Retrato de Jacqueline en una mecedora con pañuelo negro (1954) o La Alersiana (1958) integran la exposición en A Coruña.

Para completar esta doble muestra de la obra de Picasso, cuya entrada es gratuita, la Fundación Pedro Barrié de la Maza desarrollará un programa de actividades didácticas sobre la figura del pintor. Las tres autoras del único catalógo de las dos exposiciones -María Teresa Ocaña, Brigitte Leal (conservadora del Museo Nacional de Arte Contemporáneo Georges Pompidou de París) y Elizabeth Cowling (catedrática de Arte en la Universidad de Edimburgo)- ofrecerán conferencias en A Coruña y Vigo. Durante los casi cuatro meses que permanecerá la obra de Picasso en ambas ciudades, se ofrecerán visitas guiadas para adultos y talleres para niños.