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Reportaje:

El alcohol no perjudica seriamente a la salud

Un filme serbio y otro egipcio confirman la sección oficial como lo mejor de la Mostra de Valencia Cinema del Mediterrani

John Huston y Humphrey Bogart se habrían divertido en el hipotético caso de que hubieran rodado una película en Serbia. Cuenta la leyenda que ambos genios del cine americano pasaron gran parte del rodaje de películas como La burla del diablo o La reina de África entre botellas de whisky. Más o menos lo que ocurre, en la ficción, en Sutra Ujutru, la película serbia dirigida por Oleg Novkovic que entró en competición ayer en la sección oficial de la Mostra. Una larga despedida de soltero, no en su versión estriptis y sexo de pago, sino en la vertiente beber hasta reventar, sirve a Nokovic para desmenuzar las relaciones entre un hombre, que vuelve a su ciudad natal después de una larga estancia en Canadá, símbolo temporal de la cruenta guerra de los Balcanes, y sus amigos de toda la vida, con el síndrome de Peter Pan como telón de fondo. "Es una película sobre las dificultades para crecer y madurar de los que superan los 30 años", explicaba ayer su director, quien partió del guión de Milena Markovic para desarrollar una historia "realista y humana". Relato cercano al Dogma, como reconoció su realizador, Sutra Ujutru tiene a la vez esa chispa de desencanto que desprende el cine más intimista y el desmadre coral que parece intrínseco en el cine de la ex Yugoslavia. Lástima que los excesivos subrayados de autor y la reiteración de su mensaje le impidan ser la obra redonda que prometía.

"Es una película sobre las dificultades para crecer y madurar de los superan los 30 años"

En contraste con ese desmán etílico, en Li'bit Al-Hobb, del egipcio Mohamed Ali, sólo se consume media botella de vino. Cosas de las diferencias culturales. Pero la diversidad cultural sólo se manifiesta en ese detalle, porque la película de Alí podría haberla firmado, sin ruborizarse, cualquier director de comedia europeo, llámese Manuel Gómez Pereira o Giovanni Veronesi. Con una estructura de comedia romántica clásica, Li'bit Al-Hobb construye con precisión una madeja de situaciones divertidas para desenmarañar un enredo amoroso en el que destaca, más que sus chistes puntuales, demasiado ingenuos, la interpretación de sus actores. Es una película que habla "tanto del amor como de la libertad de la mujer", como reconoció su director, y ahí reside gran parte de su mérito, aparte de su vocación de entretenimiento. El divorcio y las relaciones prematrimoniales forman parte del menú de un filme "perfectamente asumible para el público occidental", en palabras de Ali.

Al margen de la sección oficial, que apunta como lo más destacado hasta el momento de la Mostra, ayer se presentó el libro Manual de cine mediterráneo, escrito por el periodista Salvador Sáinz, un breve pero sustancioso repaso por la historia y la filmografía de los países unidos por el Mare Nostrum.

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