La importancia del nombre
Toni no es lo mismo que Antonio y Pep tampoco equivale a Pepe. "Me llamo Josep Lluís y no José Luis, aquí y en la China. Usted no tiene derecho a modificar mi nombre. Si ustedes en 300 años no han aprendido a decir Josep Lluís, tienen un problema". Así se encaró Carod-Rovira -muy interesado, en cambio, en explicar la razón del guión de su apellido-, con dos participantes en el programa Tengo una pregunta para usted el martes en la Primera de TVE.
Malo es para un político irritarse cuando le preguntan: a eso se va a estos programas. Y más todavía negar derechos a un ciudadano; o perder los nervios ante las desconsideraciones de una señora que hizo gala de su animadversión a la lengua catalana. Como si tuviera un resorte automático en su cerebro el líder de Esquerra Republicana acudió al victimismo, aunque él dijo que no era nacionalista, sino independentista: "Es un menosprecio hacia la lengua catalana en una cadena pública de televisión que también pagamos los catalanes". Con preguntas así, dijo, "no les extrañe que en Catalunya crezca la desafección hacia una España, que como proyecto plural ha fracasado".
Quizás lleve razón, pero también debiera darle alguna vuelta sobre su sentido de la realidad, su idea de España como nación y la existencia efectiva de una Cataluña plural que no siempre se acepta desde el nacionalismo. Carod-Rovira pareció como si ya supiera de antemano que iba a toparse con unos toros decididos a empitonarle. Fue embestido y a veces hasta revolcado, y quizás gustó a su propia clientela a la hora de disputarse con Artur Mas los votos soberanistas. Pero si quería mejorar su imagen de hombre del saco fuera de Cataluña, no lo consiguió.
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