130 vecinos se unen para evitar que una familia gitana compre una casa
La iniciativa rechaza la llegada de residentes de O Vao a Pontecaldelas
Más de 130 vecinos del lugar de Vilarchán, en Pontecaldelas, se han unido para adquirir en propiedad una vivienda unifamiliar y evitar así que una familia de gitanos, residentes en O Vao (Poio), se hagan con ella. Para lograrlo ofrecen a la propietaria 240.000 euros con los que hacer frente a una propuesta equivalente de la familia gitana. La propietaria y los vecinos tomarán el sábado una decisión definitiva.
Los residentes de la zona aseguraban ayer que no se trata de racismo. "Lo que no queremos es un nuevo O Vao aquí", matizaban. Y es que la vivienda preside un robledal que rodea el campo de la feria, lugar de reunión para los vecinos, jóvenes y mayores, que utilizan la zona para pasear y como punto de encuentro. Según los cálculos que han realizado, la hipoteca les saldría en 300 euros anuales cada uno, un gasto que están dispuestos a asumir tal y como decidieron "en asamblea con la aprobación unánime de los presentes", explican.
"El pasado domingo tuvimos que reunirnos dos veces de urgencia porque aquí estamos muy tranquilos y no queremos que nos estropeen esto", comentaba una de las afectadas que, por temor a represalias prefiriere no dar su nombre. Y es que la tensión derivada de la noticia se reflejaba ayer en la propietaria de la casa, muy alterada ante una repercusión mediática que no acaba de encajar y enojada, además, con los tintes que está tomando la venta de la casa. A pesar de que se negó a adelantar su decisión final, explicó que cuando ya había elegido tuvo "que dar marcha atrás". En cualquier caso, se mostró muy satisfecha por el trato de sus vecinos y afirmó sentirse respaldada por ellos. La prueba es que ayer mismo media docena de madres con sus hijos reclamaban su presencia para pasear.
La mala fama que rodea el asentamiento de O Vao ha sido el detonante de la decisión del vecindario, ya que se trata de uno de los supermercados de la droga de la provincia de Pontevedra. El descampado que rodea la vivienda en venta es la fuente de preocupación en la zona. "Seguramente si la casa estuviera en otro sitio no pasaría nada", dicen.
La familia de gitanos que opta a la compra, integrada por cinco miembros, vive en una de las nueve chabolas que el ayuntamiento tiene orden de derribar el próximo 31 de octubre. Ante la imposibilidad de encontrar un alojamiento de alquiler en alguno de los municipios de la provincia, los afectados por las demoliciones decidieron proponer al alcalde de Poio, el nacionalista Luciano Sobral, que mediase ante la Vivenda para subvencionar la compra de casas unifamiliares.
A pesar de que los residentes de Vilarchán insisten en que no se trata de racismo, lo cierto es que las nueve familias que están pendientes de realojo ante la próxima demolición de sus chabolas en O Vao, han visto cómo se les ha negado la oportunidad de alquilar un piso en otros municipios por el rechazo que despiertan ante las comunidades de propietarios. Tan sólo una de las afectadas ha conseguido arrendar una casa y se ha integrado sin problemas en su nuevo barrio, según Luciano Sobral.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.