Brasil, muy triste

La selección brasileña defraudó en su primera cita con vistas al Campeonato del Mundo de dentro de tres años en Suráfrica. A pesar de su pléyade de astros europeos, entre ellos los españoles Robinho, Ronaldinho y Baptista y el italiano Kaká -éste incluso había dado por buena la igualada antes de que el balón echara a rodar-, nunca dio la impresión de poder sorprender a la colombiana, que llevó la iniciativa y fue la que más cerca estuvo de anotarse el triunfo.

La canarinha que dirige Dunga no demostró cohesión alguna y, destilando tristeza en sus evoluciones, jugó exclusivamente gracias a los esporádicos impulsos individuales de sus grandes figuras. Por momentos, el equipo pareció partido en el terreno: demasiada gente detrás, poca delante y nadie en medio.

Así, el cuadro de Pinto, que fue expulsado al protestar al colegiado por considerar que se había producido un penalti en el área rival sin que lo sancionase y en el que el sevillista Mosquera estuvo muy seguro en el eje de la defensa, pisó con más soltura el césped y dispuso de diversas oportunidades, aunque sus disparos casi siempre fueron lejanos y dieron ocasión a que Julio César pudiera colocarse a tiempo. En cualquier caso, Falcao, Rentería, Ramírez y Grisales estuvieron rondando la red.

Brasil recibirá el próximo miércoles en Río de Janeiro a Ecuador en la segunda jornada, en la que los demás enfrentamientos serán los siguientes: Venezuela-Argentina (martes), Bolivia-Colombia, Paraguay-Uruguay y Chile-Perú.