El mejor rondo de España
El equipo de Luis endereza el rumbo con un buen juego y un gran triunfo ante Dinamarca
Con el atrezo de los mejores estilistas, la selección española le hizo un rondo a Dinamarca y, tras meses de zozobra, enderezó el rumbo hacia la Eurocopa 2008. Lo consiguió con un triunfo muy meritorio, en el momento preciso, en una cita exigente, cuando más desconfianza destilaba el equipo. El grupo de Luis Aragonés se sobrepuso a tiempo, supo competir en el alambre y lo hizo con el ideario que predomina en el ecosistema del fútbol español, con jugadores de toque sutil cuyo sustento principal es la pelota. Alrededor de Xavi, Iniesta y Cesc, la selección gobernó el encuentro con solvencia. Un ejercicio coral que desgastó a los daneses, finalmente, despeñados cuando apareció Tamudo, un futbolista en la reserva de Luis que ayer resultó demoledor.
DINAMARCA 1 - ESPAÑA 3
Dinamarca: Sorensen; Helveg, Martin Laursen, Ulrik Laursen, Niclas Jensen (Kenneth Pérez, m. 78); Poulsen, Daniel Jensen; Rommedahl, Andreasen (Bendtner, m. 46), Gronkjaer (Kahlenberg, m.64); y Tomasson. No utilizados: Kristiansen; Priske, S. Poulsen y Nordstrand.
España: Casillas; Sergio Ramos, Albiol, Marchena, Capdevila; Albelda (Pablo, m. 63); Joaquín (Riera, m. 68), Xavi, Cesc (Luis García, m. 78), Iniesta; y Tamudo. No utilizados: Reina; Pernía, Puyol y Angulo.
Goles: 0-1. M. 15. Tamudo, de cabeza tras un medido centro de Iniesta desde la banda izquierda. 0-2. M. 40. Jugada elaborada por España desde la defensa, durante la que el equipo da 28 pases, finalizados por Sergio Ramos, quien eleva el balón ante la salida de Sorensen, tras recibirlo de Tamudo. 1-2. M. 87. Tomasson, desde el interior del área. 1-3. M. 89. Riera, de gran zurdazo.
Árbitro: Lubos Michel (Eslovaquia). Amonestó con tarjeta amarilla a los daneses Bendtner y Daniel Jensen y al español Capdevila.
19.849 espectadores en el estadio NRGi de Aarhus, Dinamarca.
El gol de Ramos fue un lujo: 28 pases durante 1m 13s con nueve jugadores combinándose
Como acostumbra en su equipo, el capitán del Espanyol fue extraordinariamente puntual en un duelo de enjundia, de esos que marcan de verdad. Primero amortiguó con eficacia un centro muy bien medido por Iniesta. El balón llegó al área un tanto desinflado, pero, pillo como es, Tamudo ejecutó el cabezazo con la delicadeza y precisión que requería la jugada. El chico no tiene un gran físico, tampoco es el más rápido de la escuela, ni el mejor regateador, pero es un filón. Es astuto e imprevisible, y en el área rival tiene cuajo como pocos.
El segundo tanto, también con Tamudo de protagonista, retrató el juego de España: 28 toques seguidos durante un minuto y trece segundos con la participación de todo el equipo salvo Casillas y Albelda. Un carrusel de pases con una resolución magnífica. Se animó Sergio Ramos, Tamudo le asistió con una pared y el lateral madridista superó a Sorensen, el portero local, con la categoría de los mejores delanteros, con el empeine derecho de palanca para alojar la pelota en la red. Sergio Ramos es algo más que un defensa con aire de espartaco y cuando se relaciona con el balón no se le anudan los pies.
Los dos goles de España acentuaron la palidez de Dinamarca, que desde el arranque del encuentro se mostró muy contemplativa, demasiado respetuosa con el adversario. Entre rondo y rondo de los españoles, los daneses apenas se arrimaron a Casillas salvo en jugadas aéreas, donde impusieron su mayor techo frente a Albiol y Marchena.
Menos volcánico de lo que se esperaba, el conjunto de Morten Olsen siempre se vio obligado a remar, en el juego y en el marcador, y cuando quiso aumentar el voltaje, ya en el segundo periodo, se midió con Casillas. Mala noticia para cualquiera. Sobre todo para el gigante Bendtner, compañero de Cesc en el Arsenal, al que desvió con el pie un remate a un metro. Y para Rommedhal, al que frustró un mano a mano. Para entonces, Dinamarca ya era un equipo desesperado, sin brújula, mientras su rival aún era una amenaza: Tamudo y Joaquín estuvieron al borde del tercer gol visitante.
Pese al tanto de Tomasson en el último suspiro, España aguantó con firmeza y manejó el partido con sentido hasta el final, cuando Riera bajó la persiana con un golazo. Un broche estupendo a muchos meses de desatinos y fútbol rutinario. Un desahogo para una selección de baja autoestima y un sosiego para un técnico que lleva tiempo en erupción. Un punto de partida para un equipo que, desde la templanza, puede crecer. En Aarhus expuso su mejor guión y plantilla no le falta como para mantenerse en alza por esa vía. Por el sendero que abren jugadores del perfil de Iniesta -hoy día el espejo de España-, de Xavi -que se conoce de memoria esta partitura- y Cesc -es cuestión de tiempo que mute su versión londinense-; el equilibrio que ofrecen pretorianos como Ramos, Albelda y Casillas; y la chispa de aparentes secundarios como Tamudo y Riera. Desde ayer, la pauta está fijada. Por fin hay pistas positivas para una reconciliación con la hinchada.
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