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Los efectos del temporal

Una gota fría extraordinaria, que sólo se repite cada década

José Ángel Núñez, del Instituto Nacional de Meteorología, considera que la gota fría que azotó anteayer la comarca de La Marina Alta es de las históricas que sólo se repiten "cada siete a 10 años". Salvando las diferencias, su impacto es comparable al temporal que castigó Castellón y Valencia en octubre de 2000, cuando se midieron precipitaciones de 500 y más litros por metro cuadrado en Fredes y Godelleta en 24 horas.

Aquel episodio duró varios días, mientras que el temporal del viernes concentró lluvias intensas en menos de 24 horas. "Esta vez influye mucho la torrencialidad, ya que al estar la costa tan cerca de las montañas, las lluvias no se reparten en una cuenca tan ancha como el Golfo de Valencia". Poblaciones afectadas como El Verger se vieron desbordadas para absorber el agua caída en el frente montañoso y los valles de la Gallinera o Laguar. El temporal arrojó grandes cantidades de agua desde un cadena montañosa a sólo 15 kilómetros de la costa y la riada tuvo que canalizarse "en una cuenca pequeña", de barrancos secos.

La zona de La Marina y La Ribera ostentan registros récord a lo largo de su historia, al margen de la avenida de 1982, agravada por la rotura de la presa de Tous. Sobre Xàbia cayeron en octubre de 1957, dos semanas antes del desbordamiento catastrófico del Turia en Valencia, hasta 878 litros por metro cuadrado, y en 1987, la zona de Gandia y Oliva superó esa cifra y marcó un récord absoluto. Más de 500 litros por metro cuadrado se midieron también en septiembre de 1996 en Benifairó y Simat de la Valldigna, mientras que un año después, en 1997, cayeron sobre Alicante 200 en seis horas en una riada que causó cuatro víctimas mortales. En Valencia, donde en la noche del pasado jueves y la madrugada siguiente cayó una tromba de 169 litros por metro cuadrado, se superó ese registro en el área metropolitana en septiembre de 2001 con más de 200 litros entre Silla y Massalfassar.

Embalses, a punto

Los responsables de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ)

describieron los sucedido en parecidos términos. "Las lluvias fueron tan intensas y persistentes que produjeron grandes caudales en los cauces y con ello su desbordamiento". La CHJ, echando mano de las estadísticas, llegó a decir que el periodo de retorno del agua caída entre el 11 y el 13 de octubre, era de entre 300 y 500 años. "La posibilidad de que suceda es de una vez cada esos años, lo que no implica que pueda repetirse en poco tiempo", explicó el director técnico, Joaquín Andreu.

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Manuel Alcalde, comisario de Aguas, precisó que la regulación de los embalses de Bellús, Beniarrés y Guadalest fue esencial para laminar las avenidas. Según Alcalde, los embalses están preparados para soportar un episodio similar si bien reconoció que el agua caída, al concentrarse sobre la costa, apenas ha elevado el nivel de los embalses de cabecera. Por contra, ha sido beneficiosa para la recarga de acuíferos.

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