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Reportaje:

Don Ramón no quiere jubilarse

El ex alcalde de La Carolina, de 87 años, aspira a seguir en el Senado y a que su hija inicie su carrera en la política autonómica

Ginés Donaire

"Voy a aguantar mientras la salud me respete. Franco murió gobernando y yo voy a morir de alcalde". Las declaraciones que Ramón Palacios, el veterano político del PP de La Carolina (Jaén), realizó a este periódico poco después de votar en el referéndum del Estatuto andaluz, van camino de cumplirse, aunque, eso sí, ya no es alcalde.

Palacios, de 87 años, probó por primera vez el amargo sabor de la derrota en las elecciones municipales de mayo, en las que perdió ante una candidata, Ángeles Ferriz, 58 años más joven que él. Pese a esta derrota, Palacios no está dispuesto a rendirse: quiere prolongar su ya dilatada carrera política en el Senado y que su hija entre por la puerta grande en la política andaluza.

Palacios ha fulminado a su 'número dos' por considerarle responsable de su derrota electoral

De momento, el ex regidor ha fulminado como secretario general del PP en el municipio a su número dos y fiel escudero durante tres décadas, Antonio Rodríguez Serrano, al que responsabiliza de su derrota electoral en mayo. Además, Palacios tiene el beneplácito del partido para seguir en las listas para el Senado (donde ocupa un escaño desde 1989) y, por si fuera poco, quiere hacer valer el compromiso que adquirió con Javier Arenas para incluir a su hija Amelia, concejal en La Carolina, en un puesto de salida de la candidatura al Parlamento andaluz por Jaén.

Es decir, Palacios no sólo se resiste a jubilarse, sino que quiere perpetuar una saga familiar que ha estado vinculada al poder durante el último medio siglo

"Ojalá Ramón Palacios pudiera seguir como senador, estaríamos encantados", comenta el secretario general del PP en Jaén, Miguel Ángel García Anguita, que recuerda que el partido aún no empezado el proceso de elaboración de las listas para las elecciones generales y autonómicas.

En todo caso, nadie en el PP discute la capacidad de Palacios para tomar la decisión que más le convenga, más allá de las normas del partido. Siempre ha sido así en este dirigente con una manera tan personalista de hacer política, como lo demuestra en cada cita electoral cuando los carteles de su persona oscurecen cualquier símbolo del PP.

Palacios siempre ha estado un peldaño por encima de las estructuras locales, provinciales y hasta regionales del partido, gracias a su indudable habilidad para cultivar las relaciones con el poder, primero con Franco durante la dictadura, y, más tarde, con José María Aznar, con quien le une una estrecha amistad.

Como artimaña para que nadie se anteponga en su elección como senador, Palacios se ha encargado de que quienes le acompañan en las listas abiertas por Jaén tengan apellidos posteriores al suyo (en los últimos comicios Saniger y Sola) para que él encabece la candidatura. La única vez que alguien retó a Palacios en las filas del PP fue en 1989, cuando el primer nombre de la lista era el de José Cano Chinchilla, alcalde de Siles. Así y todo Palacios logró sacar más votos que él, pero fue denunciado por su compañero de partido por haber enviado a los afiliados papeletas marcadas exclusivamente con su nombre.

Por eso, y porque hablar del PP de Jaén es hablar de Palacios (que durante muchos años ha presidido el comité electoral, ahora en manos de su amigo, el también veterano Gabino Puche) nadie discutirá la decisión que tome el político de La Carolina.

Bueno, todos menos el hasta hace poco cercano colaborador Antonio Rodríguez. "Palacios se debería ir ya, el pueblo ha dicho ya está bien", comenta Rodríguez. La enemistad entre ambos empezó a fraguarse en la pasada campaña electoral. Rodríguez aspiraba a ser el candidato del partido, pero a última hora Palacios, que cuatro años antes anunció que sería su último mandato, decidió presentarse.

¿El motivo? Para Rodríguez, la única explicación es que Palacios se habría comprometido con el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, a encabezar la lista electoral a cambio de incluir a una hija suya, Amelia Palacios, concejal de La Carolina, en un puesto que le garantice ser elegida diputada autonómica. "No tiene otro sentido que siga aquí", subraya el ex secretario del PP carolinense.

1.000 firmas por el cambio

El ex secretario general del PP en La Carolina, Antonio Rodríguez, dice haber recogido ya unas 1.000 firmas de afiliados, simpatizantes y vecinos de La Carolina pidiendo la democratización del PP en el municipio y, por ende, la marcha de Ramón Palacios.

Rodríguez ha impugnado ante el comité de garantías del PP nacional su destitución, que tuvo lugar en una asamblea celebrada el pasado 7 de septiembre. Según el ex dirigente popular, en esa asamblea Palacios propuso que se realizara una votación a mano alzada para forzar su relevo como secretario local, algo que él considera ilegal pues entiende que debió hacerse en una votación secreta.

"En el PP de La Carolina no existe democracia interna", afirma Antonio Rodríguez, que ha enviado sendas cartas informando de lo sucedido al presidente nacional, Mariano Rajoy, al regional, Javier Arenas, y al provincial, José Enrique Fernández de Moya.

Aunque Rodríguez apela a la "sensibilidad" de los órganos del partido, la única respuesta recibida hasta ahora ha sido del secretario provincial del PP, Miguel Ángel García Anguita, que circunscribe el conflicto al ámbito interno de La Carolina y elude cualquier reproche a Palacios.

El enfrentamiento entre los número uno y dos del PP de La Carolina tuvo su origen en la confección de la lista de las pasadas elecciones municipales y se agravó tras los malos resultados, que hicieron al PP perder la alcaldía que ostentaba desde el año 1995. "Hemos perdido más de 1.500 votos, y ha sido en gran parte por el escaso apoyo de los jóvenes, que no se han vistos representados por un anciano de 87 años", explica Rodríguez.

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