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Reportaje:LO MÁS ÚTIL | EL VIAJERO HABIRUAL

La propina perfecta

Isidoro Merino

De "codos" y "amarrados" (sinónimos de tacaño en México) son tachados algunos turistas españoles por su supuesta morosidad a la hora de dejar propina. ¿Somos realmente tan agarraos? El mexicano Enrique Rangel, ex camarero en uno de los centros turísticos de la Riviera Maya, explica esa mala fama: "En México, las propinas son una parte importante del salario, por lo general muy bajo, de los empleados de hostelería, y la costumbre es dejar siempre entre el 15% y el 20% del importe de la cuenta. Muchos de los españoles que viajan a Cancún desconocen esta circunstancia y se limitan a dar uno o dos euros, lo mismo que en España".

Un arte difícil

En Japón basta con decir "gochisosama deshita" (gracias por la comida) para quedar como un señor. La propina es un difícil arte que requiere tacto y conocimiento de los usos locales, un arte que estamos lejos de dominar, según Miguel Macías, guía de la mayorista Catai, que apunta que la tendencia de los españoles al redondeo del cambio y a dejar sólo un puñado de calderilla se extiende a casi todos los destinos turísticos.

Cada propina es un mundo

Las diferencias pueden ser abismales entre un país y otro. Si deja propina en un udon bar de Tokio, el camarero probablemente le seguirá hasta la calle para devolvérsela. Si no la deja en un diner de Brooklyn (Nueva York), también saldrán detrás de usted, pero para exigírsela mientras le señalan el letrero que cuelga de la pared: "Tipping is not a city in China" (la propina no es una ciudad de China, en inglés). Y es que el tipping es un asunto muy serio en Estados Unidos, donde constituye la base del sistema salarial de los empleados de hostelería, están reguladas por ley federal y mueven más de 18.000 millones de euros al año. Por eso resulta inconcebible salir de un restaurante sin dejar entre el 15% y el 20 % de la cuenta, un porcentaje que habitualmente se encontrará al final de la nota bajo el concepto gratuity. Si éste no aparece y tiene dudas, pregunte: "Is the tip included?" Si el servicio ha sido pésimo, no deje nada, pero tendrá que dar explicaciones. En los taxis se suele dar un extra de entre el 10% y el 15% del importe de la carrera.

Las propinas son también la norma a bordo de los cruceros. Se entregan, en sobres preparados a tal efecto, un día antes de finalizar el viaje, para evitar que el pasajero se vaya sin pagar; si no lo hace, será invitado a la oficina de relaciones públicas del barco para explicar sus razones (que pueden ser perfectamente válidas).

En casi toda Europa, la propina es sólo una muestra de satisfacción por un buen servicio. En el Reino Unido y Francia, por ejemplo, se considera de buen tono dejar una cantidad de entre un 10% y un 15% del total de la cuenta si el servicio ha sido satisfactorio, al margen de que en la minuta ya vaya incluido el servicio.

En los viajes organizados

Antes de viajar a Egipto es imprescindible familiarizarse con el vocablo árabe backsheesh, palabra capaz de cambiar como por arte de magia un impossible en un no problem. El uso de la propina se extiende también a la mayoría de los países de Asia Oriental, excepto Australia, Nueva Zelanda y Japón. Para los viajes a India o Tailandia, Miguel Macías recomienda dar estas sumas: un euro al maletero del hotel, un euro por día al guía local y medio euro por día al conductor de autobús. En otros países de la zona menos habituados a las propinas, como China o Camboya, esta suma se reduce en un 25%. La fórmula, con ligeras variaciones, es válida para casi todos los viajes organizados. En muchos de estos países constituye una parte muy importante -en ocasiones, incluso el total- de los ingresos de quien la recibe, así que si está tentado de no dejar nada por aquello de que la propina envilece, recuerde el célebre diálogo entre Greta Garbo y el botones de su hotel en la genial comedia de Lubitsch Ninotchka:

-Por qué quiere llevar mi equipaje?

-Porque es mi trabajo, señora.

-Eso no es un trabajo. Es una injusticia social.

-Bueno, depende de la propina.

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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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