James Michaels, periodista
Dirigió la revista 'Forbes' durante 37 años
James Michaels se hizo con el cargo de director de Forbes en 1961, cuando el periodismo estadounidense seguía siendo un mundo educado y sobrio, y se informaba de las manipulaciones empresariales sin gran escepticismo. Anticipándose al rumbo que seguirían gran parte de los medios en décadas posteriores, Michaels convirtió Forbes en una revista con opinión, interpretativa y a menudo discutible, una publicación incondicionalmente favorable a los negocios (y, según sus detractores, a los ricos), pero que no dudaba en embestir contra empresas y directivos cuando pensaba que habían fracasado.
Con frecuencia no permitía artículos sobre temas que hubiesen tratado otras publicaciones, por atractivos o importantes que fueran, e insistía en que su plantilla encontrara buenas historias propias antes que la competencia. Forbes estuvo entre las primeras publicaciones que prestaron mucha atención a Warren E. Buffett, y al comienzo de una reseña biográfica sobre él publicada en 1974 incluyó una cita suya según la cual las acciones estaban tan devaluadas que se sentía "como un tipo hambriento de sexo en un harén", con una única concesión al decoro de alterar la última palabra, que originalmente decía "burdel".
Michaels fue una rareza en el periodismo moderno, un director de una gran publicación que insistía en editar personalmente buena parte de lo que publicaba. Se esforzaba en acortar los artículos y hacerlos más contundentes, con un punto de vista expresado con más claridad. Fue mentor de una larga serie de periodistas destacados, entre ellos Norman Pearlstine, que más tarde fue director general del diario The Wall Street Journal y jefe de redacción del grupo Time, y Allan Sloan, director y columnista de Newsweek y de Fortune. Pero muchos de sus ex subordinados recuerdan a Michaels tanto por las brutales valoraciones de su trabajo como por sus incisivas enseñanzas. Menospreciaba la imparcialidad a la que aspiraban tantas publicaciones con expresiones como "por otro lado", por considerarla una pantomima.
Periodistas y directores recuerdan las reuniones semanales sobre contenidos como pruebas de fuego, y cualquiera que tuviese una propuesta debía estar preparado para afrontar una avalancha de preguntas duras del director.
Evitaba el papel de director famoso, aduciendo que los periodistas no debían relacionarse con la gente sobre la que escribían, y dejaba al propietario de la revista, Malcolm Forbes, la tarea de asistir a las fiestas con los ricos y famosos.
Nacido en Buffalo hace 86 años, obtuvo una licenciatura en Económicas por Harvard en 1943. Sirvió como conductor de ambulancia en calidad de agregado al Ejército británico en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial. Finalizado el conflicto, trabajó como periodista para United Press informando sobre India, y se adelantó a sus colegas con la exclusiva del asesinato de Gandhi. Se unió a Forbes como periodista en 1954.
James Michaels adoptó una imagen tosca para la revista y para sí mismo. Cuando un director de la publicación rival, Fortune, dijo que los periodistas de Forbes eran "gente repugnante y corrupta", Michaels colgó la cita en la pared de su despacho y afirmó: "Me ha parecido fantástico".
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