Diversión sin límites
Subtítulos y audiodescripciones permiten que sordos y ciegos superen las barreras audiovisuales en los espectáculos
En una de las escenas clave de ¿Qué fue de Baby Jane?, un personaje descubre que la protagonista tiene atada a su hermana moribunda en una habitación cerrada a cal y canto. Se produce una discusión y se oyen gritos. La acción es algo confusa. Si José Luis, que padece una limitación auditiva, viese la película en la televisión o en cualquier cine, probablemente le costaría seguir el hilo. Sobre todo porque las voces que oye, en español, no se corresponden con el movimiento de los labios de los actores, en inglés.
José Luis Teigell tiene 22 años y estudia Trabajo Social en la UNED. No oye bien desde los tres meses, cuando una meningitis le afectó el nervio auditivo. Desde entonces, dos audífonos le ayudan a llevar una vida normal. En esta proyección de ¿Qué fue de Baby Jean?, un clásico del suspense que abrió ayer el II Ciclo de Cine y Discapacidad La mirada que integra, en La Casa Encendida, José Luis no ha tenido mayor problema. Ha conectado su audífono en la posición T, que aísla el ruido ambiental, y sólo ha recibido la señal con el sonido de la película. En la pantalla, un sobretítulo le ha informado de que la escena transcurría con "música tensa" y además las frases de cada intérprete aparecían diferenciadas con un color propio.
José Luis ha podido disfrutar de la película, pero ha sido una situación excepcional. El auditorio de La Casa Encendida dispone de bucles magnéticos, unos dispositivos que transmiten el sonido nítido directamente al audífono (o a otro tipo de implante auditivo). Además, las imágenes están subtituladas para espectadores con problemas auditivos, como pudieron comprobar la cincuentena de personas que asistieron al pase.
Aunque su limitación no es grave (su minusvalía es del 35%), lo normal es que José Luis tenga que irse a los cines de versión original si quiere enterarse bien de qué va el argumento. "Al menos, ahí están subtituladas y puedes seguir la trama". Por no hablar de encontrar una sala con bucles magnéticos. "Que yo sepa en Madrid no hay ni uno", lamenta. Y eso que en la Comunidad las personas que padecen deficiencias auditivas son cerca de 84.000, según las cifras del último estudio sobre discapacidad del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 1999.
Más complicado lo tiene Mónica Montes, una estudiante de Traducción e Interpretación de 20 años ciega. Cuando va al cine un familiar o un amigo le suele explicar este gesto del protagonista o aquella mirada furibunda del malo. "Sobre todo cuando se hacen silencios y no sabes lo que sucede. Pasa mucho con las películas lentas", comenta. La tecnología le permite ganar autonomía. Unos auriculares conectados a un aparato del tamaño de un paquete de cigarrillos le transmiten una descripción concisa de lo que sucede en la pantalla. "Jane (la protagonista) se acerca al mueble y coge un martillo. Se aproxima por detrás a la sirvienta", se oye a través de los cascos. Es lo que se llama audiodescripción. "Es muy útil, porque no sólo te cuenta la acción, sino que te dice cómo es la ropa de los personajes, cuáles son los elementos del paisaje, etcétera, y te haces una buena idea de lo que hay en escena", señala Mónica. Y si son pocas las salas que dan facilidades a los sordos, aún son menos las que se acuerdan de los ciegos. Unas 90.000 personas sufren problemas visuales en la región, según el INE.
La televisiones hace tiempo que ofrecen parte de la programación adaptada para sordos. "TVE, Cuatro y La Sexta incluso cuentan con subtitulado en directo", precisa José Luis. Los espectadores invidentes siguen siendo una de las principales asignaturas pendientes. Aún es necesaria la voz del familiar que ayude a "visualizar" las imágenes. "La solución es la Televisión Digital Terrestre, que permite transmitir un flujo de información mayor, con subtítulos y audiodescripciones. Y además habrá que profesionalizar estos dos sectores", señala Mónica Souto, becaria junto a José Luis Teigell en el Centro Español de Subtitulado y Audiodescripción (CESYA).
"Cuando el cine o el teatro no son accesibles para estas discapacidades, es como si pusieran un guardia en la puerta", ilustra José Luis Fernández, director del ciclo, que está organizado conjuntamente por la Asociación Nacional de Discapacidad y Medios de Comunicación (Adimeco) y Obra Social Caja Madrid.
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