El Espanyol retrata al Valencia
La fortaleza ofensiva del cuadro de Valverde contrasta con la debilidad del de Quique
La lesión de Villa afectó psicológicamente al Valencia, que creyó que sin El Guaje debía jugar para Zigic con todo lo que eso representa: balonazos a la olla que el atacante serbio no olió. Asimismo, la marcha del 7 envalentonó al Espanyol, que se sintió con facultades para ir a por el partido. Marcó Riera en una acción impecable: amortiguó el balón con el pecho y, como caía, lo empaló hacia el palo alejado de Hildebrand. Pero, atención, el pase previo de Valdo fue de gran categoría. Estaba cerca de la frontal del área y podía haber elegido media docena de opciones. Eligió la buena. Levantó el balón con la zurda hacia donde Riera pacía solo. Del resto se encargó el nuevo internacional.
VALENCIA 1 - ESPANYOL 2
Valencia: Hildebrand; Miguel, Albiol, Alexis, Moretti; Angulo, Marchena, Baraja, Arizmendi (Joaquín, m. 46); Zigic (Morientes, m. 65) y Villa (Silva, m. 18). No utilizados: Mora; Marchena, Sunny y Gavilán.
Espanyol: Kameni; Lacruz, Torrejón, Jarque, Chica (Clemente, m. 70); Valdo, Lola, Moisés, Riera (Moha, m. 78); Luis García y Tamudo (Jonatas, m. 87). No utilizados: Lafuente; Serrán, Jonatas y Coto.
Goles: 1-0. M. 5. Baraja cabecea un córner de Villa. 1-1. M. 20. Riera controla un pase de Valdo y lo empalma con un disparo cruzado. 1-2. M. 80. Luis García marca al contragolpe.
Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Marchena, Silva, Lola y Moisés.
Unos 45.000 espectadores en Mestalla.
Gracias a la valentía y al sentido de la ubicación, Baraja siempre ha sido un cabeceador de primera línea. Lo demostró al cabecear entre un enjambre un centro de córner de Villa. El gol animó a un alicaído Baraja, que mejoró en la circulación de la pelota respecto a sus últimas actuaciones, pero no lo suficiente para que su equipo se enseñoreara del centro del campo. Para triunfar, un mediocentro necesita de los extremos y éstos ayer le fallaron. Ni Angulo ni Arizmendi desbordaron como debían.
Ante el debate sobre si debía ocupar la portería Hildebrand o Cañizares ante el Chelsea, Quique recurrió a una finta muy fina: "Son dos buenos porteros, pero hasta el momento ninguno de los dos ha sido exigido". Y era cierto. Hasta ayer. El guardameta alemán hubo de tirar de reflejos para sacar varios remates a bocajarro. El Espanyol llegó con facilidad a la meta valencianista. Remató a escasos metros en varias ocasiones. En una de ellas, Tamudo taconeó de espaldas sin advertir que estaba completamente solo. En otra fue el propio Albiol el que pifió la pelota hacia atrás. Recién estrenada convocatoria con España, Albiol estuvo más nervioso de lo conveniente. Y los zagueros, en general, defendieron demasiado cerca de su portero. No les ayudó la compañía de Alexis.
Mestalla estaba frío porque su equipo no transmitía buenas vibraciones. Y un golpe con el antebrazo de Marchena a Riera escenificaba la impotencia valencianista. Así como el matonismo incorregible del mediocentro valencianista, que la semana pasada ya sacó del campo a Martín Cáceres con los morros sangrando.
Quique retiró a Arizmendi pensando en que Joaquín pudiera ser más desequilibrante por la banda. El Valencia recobró el protagonismo tras el descanso. No por el extremo gaditano, que ha abdicado en las últimas jornadas. Quien no abdica nunca es Silva, que iba a descansar su maltrecho tobillo de no haber sido por la lesión de Villa. El grancanario trabajó a destajo tanto en el ataque como en la defensa. Con la misma elegancia. Silva nunca se rinde.
A medida que crecía Baraja, el Valencia se sintió más cerca de la victoria. Aunque siempre con el miedo que suponía la presencia en el área contraria de Tamudo. Y de Luis García. Al borde del fuera de juego, García pilló un pase largo de Valdo, encaró a Hildebrand y lo batió por abajo con un toque sutilísimo con el exterior del botín derecho. Antes, el central Alexis perdió unos instantes preciosos protestando al árbitro y no persiguiendo al delantero como debía. Al final, estalló Mestalla y volvió a pedir la marcha de Quique del banquillo.
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