Con la reina no se juega

La BBC vuelve a estar en apuros. Hace tres años dimitieron su presidente y su consejero delegado tras enfrentarse con el Gobierno laborista acerca de la veracidad de unas informaciones sobre la guerra de Irak. Ayer fue un alto directivo, Peter Fincham, el que ha tenido que dimitir tras un demoledor informe interno de la corporación por un rifirrafe con la reina Isabel II. O más bien por la inexistencia de un rifirrafe protagonizado por su majestad.

En julio pasado, la BBC presentó a la prensa uno de sus programas estrella de este otoño, el documental Un año con la reina, rodado con un acceso sin parangón a la vida privada de la monarca. En esa presentación ante la prensa, la BBC difundió un breve videomontaje en el que se daba a entender que Isabel II había abandonado, indignada, una sesión en la que estaba posando para la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz.

La reina, efectivamente, llegó a mostrar sus malas pulgas al insinuar Leibovitz que le gustaría retratarla con una ropa menos pomposa que la que vestía. "¿Menos vestida? ¿Qué se cree usted que es esto?", le espetó la reina. Y se fue. Al menos eso es lo que daba a entender el fotomontaje. Pero, en realidad, las imágenes de la marcha de Isabel II correspondían a cuando se dirigía hacia la sesión de fotos. La reina nunca se marchó, pero el clip de la BBC daba a entender que sí.

El montaje no fue hecho por la BBC, sino por una compañía subcontratada llamada RDF. Pero Peter Fincham, responsable de la imagen editorial y de encargar programas y decidir parrillas en calidad de controller de BBC1, fue quien presentó el clip y supo enseguida que su contenido estaba falseando la verdad en perjuicio de la reina, pero no hizo nada para deshacer el malentendido. No para mantener el engaño, sino porque no se había dado cuenta de que aquello era una bomba informativa. Al día siguiente, toda la prensa británica publicaba la noticia de que la reina había dejado plantada a Annie Leibovitz, cuando no era verdad.

Fincham, amparándose en su buena fe, se negó a dimitir en julio pero no tuvo más remedio que hacerlo ayer al ser señalado como responsable principal del desaguisado.