La huida de Arenas
Me imagino que la mayor parte de los lectores vieron la final de la Copa de Europa de baloncesto disputada el mes pasado en Madrid, o si no la vieron, seguro que sí habrán visto el tiro final a canasta de Pau Gassol, que no entró y que condujo a que el equipo español perdiera por un punto, ya que fue retransmitido de manera reiterada en todos los informativos de todas las cadenas de televisión. Esa acción del pívot español de reclamar la responsabilidad en los últimos segundos del partido para decidir la victoria o la derrota me pareció lo más admirable de su conducta, por lo demás admirable, a lo largo de todo el campeonato. Así es como se acredita la condición de líder. No transfiriendo la responsabilidad a los demás en los momentos difíciles, sino enfrentándose personalmente con ella y asumiendo el riesgo del fracaso.
Un líder tiene que ser capaz de coger el toro por los cuernos. No puede permitirse coger el rábano por las hojas. Allí donde esté el problema, donde esté la mayor dificultad es donde tiene que estar él. Si no es capaz de asumir su responsabilidad en los momentos difíciles, en los que se juega la suerte del partido, entonces ¿en qué consiste su liderazgo? Me he acordado de Pau Gassol y de su gesto en la final del europeo de baloncesto al ver la información el pasado martes sobre la designación de los o las cabezas de lista del PP en las provincias andaluzas para las próximas elecciones autonómicas y comprobar que, a estas alturas del guión, Javier Arenas todavía no tiene decidido por qué provincia concurrirá a las elecciones, aunque lo más probable es que lo acabe haciendo por la provincia de Almería.
Me quedé completamente atónito. Cualquiera que repase el mapa electoral de Andalucía, comprobará que el PP obtiene mejores resultados en general en Andalucía oriental que en Andalucía occidental y que Almería es la provincia en la que obtiene los mejores resultados. En Almería el PP ya no tiene nada que ganar. Es la provincia, además, menos poblada (junto con Huelva) y en la que, por tanto, se eligen menos diputados. De todas las provincias andaluzas, Almería es en la que menos necesita el PP reforzar su presencia. La verdad es que resulta difícil de entender que Javier Arenas no encabece la lista por Sevilla. Sevilla es la provincia más poblada, es la capital de la comunidad autónoma y es, además, la circunscripción electoral por la que siempre se ha presentado Javier Arenas tanto en las elecciones generales como en las autonómicas. ¿Por qué esta vez no? Porque tiene miedo a que los resultados sean malos o porque piensa que con otro candidato puedan ser mejores. Es difícil decidir cual de las dos alternativas es peor.
Se hubiera podido entender, a lo sumo, que Javier Arenas hubiera decidido encabezar la lista del PP por Cádiz, ya que por esa provincia se presenta por el PSOE el actual presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves. En consecuencia, se podría haber encontrado una cierta justificación a la huida de Sevilla. Dado que el candidato a la presidencia del PSOE no va por Sevilla, voy a su encuentro en la provincia de Cádiz, porque quiero que los ciudadanos visualicen directamente el enfrentamiento entre las dos alternativas a la presidencia de la Junta de Andalucía. Todavía esto se hubiera podido entender. Pero ¿por Almería? Esta decisión de Javier Arenas, si acaba haciéndose realidad, vendría a poner de manifiesto que el PP ha tirado la toalla y que concurre, pero no compite en las próximas elecciones. Cuando el presidente del partido sale huyendo de la circunscripción que ha sido siempre la suya, porque tiene miedo a unos malos resultados, y se refugia en Almería, para justificar que su partido ha ganado en la circunscripción que él ha encabezado, el mensaje que está transmitiendo sobre sí mismo al interior de su propio partido y sobre su partido al conjunto de la ciudadanía no puede ser más demoledor.
¿Cómo puede pedir que se le otorgue la confianza quien sale huyendo del lugar donde tendría que librar la batalla?
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