"La crisis de liquidez se superará en seis meses"

Jim Turley (Sant Louis, Misuri, Estados Unidos, 1955), presidente y consejero delegado de Ernst & Young, una de las big four, como se conocen en el sector las cuatro grandes compañías de auditoría (Deloitte, PriceWaterhouseCoopers, KPMG y E & Y), se ha reunido recientemente en Barcelona con los managers de las oficinas de Europa occidental, más de 600 ejecutivos de 20 países. "Estamos aquí para aunar esfuerzos y mantener una única orientación en el negocio", explica afable.

Pregunta. ¿Está superada la crisis del sector a raíz del caso Enron?

Respuesta. La crisis de Enron nos dio la oportunidad de plantearnos cuestiones fundamentales y de aprender. La lección más importante que aprendimos es el peligro de ser arrogante, porque en los noventa la profesión se ejercía desde una posición más bien arrogante, y también aprendimos la importancia de escuchar en varios niveles. Antes sólo escuchábamos a nuestros clientes; ahora también a los inversores, legisladores, al mundo académico y a los medios de comunicación. En suma, ha sido muy gratificante superar la crisis porque hemos salido de ella con más fuerza.

"Obligar a las empresas a tener dos auditores no es saludable: aumenta sus costes y, si surgen problemas, la tendencia es acusar al otro"

"La convergencia de normas internacionales de contabilidad es vital, las finanzas se mueven con una facilidad y velocidad asombrosas"

"La gran lección del 'caso Enron' es ver que en los noventa ejercíamos nuestra profesión de manera muy arrogante. Ahora escuchamos más"

P. ¿Sólo a escuchar más? ¿Qué otras medidas han tomado para devolver la confianza al sector? En plena época de la responsabilidad social corporativa...

R. Sí, por su puesto, hablaba desde un plano elevado. Por debajo de todo esto hemos analizado y reforzado todos los procesos en los que estamos implicados para asegurarnos de que prestamos servicios de calidad; por ejemplo, en los métodos que utilizamos para la contratación, en el modo que desarrollamos nuestra auditorías, en las operaciones en general, en la supervisión de proyectos... Todo ello ha salido reforzado. Nuestra lema es prestar los servicios de mayor calidad posible al mercado, y tenemos que asegurarnos que la calidad es superior, uniforme y coherente, y la misma en España, que en Asia y Estados Unidos.

P. Tienen muchas actividades de negocio. ¿Qué opina del debate acerca de las murallas chinas para establecer mecanismos que no contaminen los distintos servicios que prestan?

R. Es un debate que está muy candente a nivel global porque, por un lado, las grandes empresas tienen un gran abanico de necesidades y, por el otro, empresas como la nuestra proporcionamos muchos servicios para cubrirlas. Una de las claves para una auditora es tener una independencia de opinión, asegurar y garantizar que la auditoría es independiente. Naturalmente, tenemos muy en cuenta que todos los servicios que van asociados a la auditoría no tienen en ningún momento que amenazar esta independencia. Existe consenso global en cuanto a la variedad de servicios que deberían estar prohibidos en aras de la protección de la que hablamos. Le daré algunos ejemplos de servicios comprometidos: la implantación de sistemas, la valoración de activos... Todas estas son labores que el auditor debe valorar y que posteriormente debería hacer constar en los balances; en definitiva, comprometerían la independencia del auditor.

P. La Comisión Europea está analizando medidas para abrir el mercado más allá de las big four y de paso garantizar la independencia del auditor. Una de las medidas que baraja es que las empresas deban tener más de una empresa que las audite. ¿Qué le parece?

R. Es un sistema que está muy aceptado en Francia desde años, sí. También se ha comentado la posibilidad a nivel mundial, para animar el mercado. Pero hay un par de riesgos importantes: que aumenten los costes y que existan potenciales lagunas en el momento de rellenar el informe, con lo que perderíamos eficacia y no conseguiríamos la alta calidad. En general, el sector siente que no sería una buena medida.

P. Aparte de los mayores costes, ¿a qué lagunas se refiere?

R. A que cuando surjan problemas en el entorno de una auditoría conjunta, siempre habrá la tendencia de acusar al otro, a cruzar reproches. En cambio, si hay una sola empresa que tiene la responsabilidad global y absoluta de cubrir todos los riesgos, este riesgo desaparece. No sería una cosa saludable para el cliente.

P. Pero ustedes, las cuatro grandes, auditan el 90% de las grandes empresas del G-8. ¿No es mucho? Y por otro lado, ¿teme, como la Comisión Europea, que el número de actores se reduzca, que siga el proceso de concentración?

R. La concentración del sector siempre está en la mente de todos. Cuando yo empecé éramos ocho, luego pasamos a cinco de forma voluntaria con la idea de llegar a una escala más global e implantar los servicios de calidad que el mercado requería. Ciertamente, no pasamos de cinco a cuatro en un proceso voluntario. Y, ciertamente, el riesgo para la profesión es algo muy tangible y real. Lo que comenta la Comisión Europea es si se debe y cómo se debería proteger a las big four.. Y no sólo a éstas, sino a todos los profesionales que vienen en un segundo nivel, para evitar que se produzca una situación con una responsabilidad catastrófica; sería terrible para el sector. Si Bruselas está hablando de esto no es porque le gusten mucho los contables, sino porque reconoce el papel importante que representamos en el mercado financiero. Hemos visto cómo la desaparición del último gran actor ha dado alas al crecimiento de otras firmas medianas, como BDO.

P. ¿Qué factores cree que van a contribuir a tirar del negocio? La adaptación a las normas internacionales de contabilidad, el papel de los países emergentes....

R. Es vital la convergencia de las normas internacionales de contabilidad, puesto que todos sabemos que el mercado financiero se mueve con una facilidad y velocidad asombrosas a nivel mundial. Por ello es muy, muy importante que todos los actores estén jugando con las mismas normas. Me gusta poner como ejemplo un Mundial de fútbol; imagínese que cada selección jugara con unas reglas distintas, sería un caos. En Ernst & Young, como empresa, hemos invertido mucho para implantar esta normativa a nivel mundial, se han invertido bastantes recursos.

P. ¿Cuántos?

R. Sería dificil de cuantificar en cifras.

P. ¿Qué más espera que tire del sector? Insisto porque se teme que la crisis hipotecaria de Estados Unidos, la falta de liquidez y el encarecimiento de la financiación frenen las operaciones corporativas.

R. Es cierto que la crisis de los créditos está muy presente en EE UU en todas las entidades del sector financiero. Pero es una cuestión temporal que se resolverá probablemente cuando se haya superado la crisis de liquidez, en los próximos seis o nueve meses. En general me siento muy optimista respecto a la situación global. Acabo de visitar Shanghai y he visto una gran fuerza en los países emergentes, quizá no en cuanto a volumen propiamente dicho de las operaciones impulsadas por capital privado, pero creo que una vez que se haya solucionado la crisis, habrá una gran demanda de los servicios que prestan compañías como la nuestra.