Las tripas de la televisión
Mi amigo Marc Pérez es "el de los e-mails" del programa de las mañanas de la televisión pública catalana. El que recoge las llamadas de los espectadores y luego, en antena, las resume. Por la calle, alguna señora ilusionada le espeta: "Tu ets el dels mails...!".Y suele añadir que se parece a Hugh Grant. Al ver estas escenas, siempre me había preguntado cuántas llamadas debe atender y qué es lo que le dicen los comunicantes. ¿Le deben de preguntar cosas personales? ¿Recibe llamadas obscenas? Para saberlo, le pido que me deje estar una mañana con él para ver cómo hace su trabajo.
La jornada laboral empieza a las seis de la mañana. Nada más llegar, se pone a escribir las noticias del informativo y luego las envía a los lingüistas para que las corrijan. A las siete hacen la reunión con el jefe Cuní y a las ocho empieza el programa con el ya mítico "bon dia, Catalunya, son les vuit". Entonces, Marc pasa por maquillaje y vestuario. "He aprovechado trajes de Buenafuente y de El cor de la ciutat, me cuenta. "Aquí se recicla todo". Una vez listo, se dirige a un pequeño cuarto con varias líneas de teléfono y un ordenador. Es su lugar de trabajo durante muchas horas, y sólo lo deja para salir en antena a contar lo que le han dicho los oyentes. "Es periodismo de calle, pero por teléfono. Me doy cuenta de lo que interesa, de lo que no...". Y no para. "Matins, bon dia...", repite una y otra vez. Ni un instante los teléfonos dejan de sonar. Pero al mismo tiempo, Marc está atento a lo que pasa por la televisión. Podría ocurrir que tuviese que salir antes de tiempo. Si no es así, su primera intervención será después de la tertulia.
Llama una señora que dice que no sabe dónde tirar los preservativos y que si pueden preguntárselo "al señor de los temas ecológicos". Llama un señor -que siempre llama- para decir que los jóvenes sólo piensan en el sexo. Llama un señor que propone a Cuní para presidente de la Generalitat y a mi amigo Marc para consejero de Presidencia (espero, de ser así, que a mí me toque por fin la consejería de Ropa Interior que me merezco). "Una vez", me cuenta Marc, "nos llamó un pastor que sospechaba que un vecino del pueblo mantenía relaciones sexuales con sus ovejas. Nos decía que tenía que ser un humano porque forzaba la puerta del corral". Otra vez, me explica también, llamó un señor que había perdido las llaves de casa y quería saber si podían decirlo por la tele, por si alguien las había encontrado. "A veces te llaman para criticar o elogiar la corbata de Cuní, pero en general", me cuenta, "te llaman personas con un problema, conscientes de que la televisión es el último lugar al que pueden acudir. Porque es cierto que la Administración, muchas veces, hace caso a los ciudadanos si explican sus problemas a través de la tele. Pero te llama gente de todas clases. En un mismo programa te pueden llamar personas que te acusan de ser pro socialista y personas que te acusan de ser pro convergente, cosa que me hace pensar que no lo debemos de estar haciendo tan mal".
Pero se interrumpe para apuntar los datos de una señora que está dando su opinión sobre la pregunta del día. Enseguida me sigue contando. "Fue una locura la vez que sorteábamos un viaje en monoplaza de fórmula 1 en el Circuito de Cataluña", explica riendo. "Sólo se podía participar en el concurso si enviabas un mensaje de texto con la palabra Montmeló, pero algunos oyentes despistados llamaban, decían '¡Montmeló!' y colgaban".
Llama un señor que quiere hablar con el señor Cuní. "De éstos hay bastantes", me susurra Marc, al tiempo que, con gran amabilidad, le explica que tendrá que ponerle con su secretaria, que él está en antena. "Es que es una llamada personal", le replica la voz del otro lado del teléfono. Y en cuanto el señor ha colgado, Marc me cuenta que llamadas para Josep Cuní hay bastantes. Y no sólo para él. También para Lídia Heredia, que copresenta el programa ahora que Helena García-Melero, la copresentadora titular, está de baja maternal. Puedo comprobarlo enseguida. Llama una señora para sugerir que cuando vuelva Helena, a la que echa mucho de menos, también debería quedarse Lídia, "que es muy natural y muy agradable, y nos hace mucha gracia cuando habla con el señor Cuní". Lídia Heredia es la autora de la ya mítica frase "a la gente le pasan cosas y a Cuní le pasan noticias".
Marc me cuenta que los espectadores también tienen curiosidad por saber cosas de las vidas de los que salen en el programa. Que si éste está casado, que si este otro tiene hijos... A Marc lo tratan con la familiaridad de verle cada día tres o cuatro veces por la televisión haciéndoles de portavoz. "Ya sé que te he llamado antes, que soy un pesado...", le dice un señor. Pero pronto llega la hora de que Marc vuelva al plató. Coge sus papeles, apunta cuatro cosas y sale del cuarto. Se sienta a la mesa y cuando le dan paso empieza a explicar las llamadas que ha tenido. Mientras tanto, los operarios del plató aprovechan para cambiar el decorado para las siguientes secciones. Alguien entra un coche, para el espacio de motor. Una señora lo limpia. Las maquilladoras retocan a los colaboradores. El técnico de sonido prueba los micrófonos. Ponen un sofá donde antes había una mesa. Y a pesar de todo, mi amigo Marc no se desconcentra.
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