El 'homicida del metro' dejó la medicación un año antes de cometer su delito
Jorge Ramos se niega a declarar en la primera jornada del juicio por arrojar a una mujer a la vía
Jorge Ramos Vázquez, conocido como el homicida del metro, rehusó declarar ante el tribunal que le juzga desde ayer. Sufre una esquizofrenia paranoide y su abogado le aconsejó acogerse a su derecho a guardar silencio. Ramos, de 26 años, es el autor confeso -"Mátame, pégame, acabo de arrojar a una chica a la vía del metro", le dijo a un vigilante- del crimen que sacudió Madrid la tarde-noche del 4 de octubre de 2005. Se colocó detrás de una joven, en la estación del metro de Carabanchel, y la empujó hacia los raíles justo cuando el convoy asomaba su cabeza. No tomaba su medicación desde hacía un año, según reconoció la madre ayer durante el juicio.
Las secuelas de aquella acción serán visibles de por vida en Miriam Alonso, de 23 años, La chica esperaba el metro para ir a casa. Notó un empujón y cayó de cabeza sobre la vía. El tren frenó, pero ni ella pudo apartar una de sus piernas, ni las ruedas del tren detenerse a tiempo. Le amputó la pierna izquierda. "Nada es igual que antes y necesito ayuda", declaró al tribunal. "Me ha jodido la vida", manifestó luego a los periodistas.
"Mátame, pégame... acabo de arrojar a una chica al metro", le dijo a un vigilante
La sesión de ayer terminó antes de lo previsto. La autoría del hecho parece incontestable. La admite el acusado y dos testigos le vieron. Patricia Díaz gritó mucho aquel día. "Yo estaba en el andén. Vi el cartel anunciando la entrada del tren. Miriam estaba en el borde. Jorge se puso detrás y con gran fuerza e ímpetu la empujó. El tren la arrolló. Me puse a gritar...", comentó al tribunal.
Tras arrojarla a la vía, Jorge se quedó quieto; luego caminó lentamente y al llegar a las escaleras echó a correr. Muy nervioso, se acercó, ya en la calle, al vigilante de una garita del hospital Gómez Ulla. Uniendo las palmas y con los brazos estirados, pidió al guardia que le "matara" porque había arrojado al metro a una chica.
¿Por qué la empujó? Sólo en su mente enferma está la respuesta. A los psiquiatras que le han atendido les ha dado algunas pistas. "Era una forma de hacer patente la presencia de Dios entre nosotros", ha dicho.
A la sección 23 de la Audiencia de Madrid le restan por resolver dos cuestiones clave: una, si cabe aplicar a Jorge una eximente total o parcial por su esquizofrenia paranoide, una grave enfermedad mental, y dos, ¿quién indemnizará el daño moral y personal sufrido por Miriam? La chica vive en la actualidad con su novio y un hermano en una casa que le cedió el Ivima en Tetuán. Y la Seguridad Social le ha otorgado la invalidez absoluta. Pero como llevaba poco tiempo cotizando, sólo percibe 400 euros mensuales. "Su padre, que se dedica a la construcción, y su madre, que trabaja en una cooperativa, tienen que ayudarla económicamente", explicó ayer su abogada, Olga López.
Hoy declaran los policías que levantaron el atestado y mañana lo harán los psiquiatras y psicólogos que la han atendido antes y después del crimen.
El fiscal pide que Jorge sea condenado a siete años de cárcel por intento de homicidio y que pase 14 años en un centro psiquiátrico. Los informes médicos señalan que Jorge sufrió ese día un brote psicótico y que, por tanto, no era responsable de sus actos.
Durante la sesión de ayer del juicio se puso de manifiesto un hecho estremecedor. La enfermedad de Jorge no surgió de pronto. Llevaba en tratamiento psiquiátrico desde los 17 años. Pero cuando tiró al metro a Miriam hacía un año que no se tomaba la medicación.
La madre de Jorge explicó que ella nunca fue informada de que su hijo, que iba solo a las consultas por indicación del médico, tuviese esquizofrenia. Y que fueron los facultativos los que le dieron el alta, por lo que ya no tenía que tomar la medicación.
A preguntas de los abogados, la madre admitió que, con 17 años, su hijo agredió al padre, un policía, que fue apartado de su trabajo por padecer también un serio trastorno mental. Un factor genético explicaría que una hermana de Jorge sufra una patología similar.
La abogada de Miriam asegura que Jorge no había sido dado de alta y cree que los padres debieron estar pendientes de que él tomase la medicación. La madre lo rechaza y lo atribuye a una decisión médica.
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