Diarra, entre batidos y el Corán
El jugador del Madrid, que sigue el Ramadán, tiene un plan de trabajo especifico de entrenamientos, alimentación e hidratación
Durante la pretemporada en Austria Cicinho compartía habitación con Mahamadou Diarra. A los tres días el brasileño pidió cambiarse. No podía dormir porque su compañero se levantaba todas las noches a las cuatro para rezar con el Corán en la mano. Diarra, nacido en Malí, cumplía con uno de los cinco deberes de su religión. Dos meses después cumple con otro de los fundamentos del Islam, el Ramadán, conocido también como el mes del ayuno. Sigue rezando -anteanoche en Valladolid fue el último en salir del vestuario después de quitarse una tunica blanca y guardar el Corán en la maleta- y el cuerpo médico y técnico del Madrid le han hecho un plan especial de entrenamiento para que el jugador sobreviva al mes de ayuno, que terminará el próximo 13 de octubre.
"Estamos muy encima de él, más que de ningún otro jugador", dicen los médicos
Todos coinciden en que a Diarra se le ve muy cansado porque, dicen, no se recupera bien después de los entrenamientos. "De todos los jugadores que he conocido es el que más firme se pone a la hora de cumplir con su religión", confiesa Jordi García, preparador físico. Abidal y Yaya Touré, por ejemplo, decidieron anticipar el Ramadán al mes de junio porque creen que el ayuno no les permite entrenarse y jugar en condiciones.
En las últimas dos semanas Diarra vive bajo la lupa del Madrid. El cuerpo médico y técnico le hace un seguimiento diario. "Estamos muy encima de él, más que de ningún otro jugador, y prestamos mucha atención a dos aspectos: la alimentación y la hidratación", cuenta Juan Carlos Hernández, médico del Madrid. "En estas cuatro semanas lo que hacemos es mantener su estado de forma", abunda Jordi García.
Diarra no puede tomar nada, ni comida ni agua, desde que se levanta el sol hasta que se pone. "Es un esfuerzo, pero todos los musulmanes lo hacen. No es ni el primero ni el último. No es lo normal para un futbolista, pero Mahamadou ya superó todo esto el año pasado", cuentan los médicos del Madrid.
El problema para el centrocampista de Malí no son los partidos -puede comer tranquilamente por la noche- sino los entrenamientos diarios. Diarra madruga todos los días para desayunar antes de que se levante el sol. Por eso el cuerpo médico del conjunto blanco ha tenido que reajustar las sesiones de trabajo del futbolista para que no acuse demasiado el cansancio en los encuentros del fin de semana.
Y es que en un entrenamiento normal, dependiendo de la intensidad, un jugador llega a perder unos dos litros de líquidos. "No es lo ideal, pero los recupera por la noche. Puede comer sólidos, eso sí, pero lo suyo es que no se pegue un atracón de comida antes de acostarse. Para la reposición le estamos ayudando con unas bebidas de fácil asimilación: bebidas isotónicas y batidos de proteínas e hidratos de carbono", explica el doctor Hernández, que añade: "Está claro que su sensación de plenitud es menor, pero no podemos tratarlo de otra forma".
Junto a la alimentación y la hidratación, el cuerpo técnico le ha dibujado un plan específico de trabajo para no fatigarle mucho y para que no pierda demasiados líquidos. "Para él, el entrenamiento fuerte son los partidos, porque puede recuperarse y reponerse muy bien. Intentamos que no llegue demasiado cansado al día del encuentro, porque los niveles de exigencia física son muy altos", explica el preparador físico.
Igual que todos sus compañeros en el Madrid, Diarra lleva un pulsómetro en cada entrenamiento y, terminada la sesión de trabajo, los médicos del equipo le pesan para ver cuánto líquido ha perdido.
En función de todos esos datos, el cuerpo técnico puede evaluar el estado de cansancio del jugador y planear un tipo de entrenamiento específico. "La sanción del otro día que le impidió jugar contra el Werder Bremen le vino muy bien porque tuvo una semana entera sin disputar un encuentro y sin someterse a esfuerzos excesivos", analiza Jordi García, quien explica en qué se diferencian las sesiones de trabajo de Diarra respecto al resto de sus compañeros. "Si para toda la plantilla el entrenamiento dura hora y media lo que hacemos con él es quitarle los ejercicios más exigentes. Es decir, todos los que tengan que ver con la intensidad, la fuerza aeróbica y la potencia. Son los que más se cansan".
El objetivo es reducir sus cargas de trabajo sin que eso repercuta sobre su estado de forma. "Intentamos mantenerlo en un nivel óptimo". Según el preparador físico eso no es demasiado complicado. "Diarra es un jugador que entre la selección y el club siempre disputa muchos partidos. Lo hizo la temporada pasada y también lo está haciendo en ésta. Con estas premisas es fácil para él mantener su estado de forma porque es como si estuviera siguiendo un plan de recuperación normal y corriente", concluye Jordi García.
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