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Crónica:Fútbol | Cuarta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Aimar juega solo contra Osasuna

El juego entre líneas del enganche rescata al Zaragoza

Jordi Quixano

Con Aimar y poco más le alcanzó al Zaragoza para doblegar a Osasuna, que practicó un juego directo, fundamentado en el robo de balón y en el contragolpe escopeteado. Escaso repertorio para ningunear a Aimar, que despedazó al rival y otorgó la primera victoria al Zaragoza.

Víctor Fernández ha descartado a los dos mediocentros para dar cabida a un 4-4-2 con rombo. Un dibujo calzado para Aimar, que gobierna el ataque como trescuartista con libertad de movimientos. Un arma, sin embargo, de doble filo. Si el balón pasa por los pies del argentino, el Zaragoza destila un juego atractivo e ingenioso. Pero cuando los medios rivales intuyen sus movimientos, el equipo blanquillo se atasca sin remedio. Ayer hubo de todo. Agazapada la defensa de Osasuna, no fueron pocas las veces que Aimar corrió para nada. Una rémora que se le atraganta al Zaragoza, que reprueba las bandas y acumula interiores. Mientras le llegó el oxígeno, Aimar tiró de inventiva para revolucionar el duelo.

ZARAGOZA 2 - OSASUNA 1

Zaragoza: César; Diogo, Ayala, Sergio, Juanfran; Gabi (D'Alessandro, m. 57), Luccin, Aimar (Zapater, m. 80), Matuzalem; Diego Milito y Oliveira (Sergio García, m. 73). No utilizados: López Vallejo, Pavón, Cuartero y Celades.

Osasuna: Ricardo; Izquierdo, Miguel Flaño, Josetxo, Corrales; Juanfran, Puñal (Portillo, m. 73), Javi García, Plasil (Delporte, m. 70); Kike Sola (Héctor Font, m. 63) y Pandiani. No utilizados: Elía, Cruchaga, Margaraiz y Vela.

Goles: 1-0. M. 17. Matuzalem, a pase de Aimar. 1-1. M. 23. Juanfran empalma desde dentro del área. 2-1. M. 70. Diego Milito, de penalti.

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Josetxo, Juanfran, Matuzalem, Pandiani, Javi García, Juanfran y Aimar.

Unos 24.000 espectadores en La Romareda.

De sacarse de encima el aliento rival, Aimar es otro. Con huecos, el argentino dota al equipo de profundidad incisiva. Así, se sacó de la chistera un remate que besó el poste y otro disparo que desaprovechó con el interior. Cuando Matuzalem, de zurda exquisita, le entendió, el Zaragoza se transformó. Toque, toque y fútbol de salón. Una doble pared entre el brasileño y Aimar plantó en el borde del área a Matuzalem, que amagó el disparo, recortó y ajustó el balón al palo antes de alojarse en el interior de la portería.

Osasuna, aprendida la lección, no se rindió. Aseado en defensa y de líneas apretujadas, el conjunto rojillo aguardó para salir al contragolpe. Un arma eficaz porque los interiores, Juanfran y Plasil, se manejan de maravilla por los costados y porque Pandiani es una esponja en movimiento. El ariete uruguayo se hartó de prolongar las jugadas. Un centro de Plasil lo cabeceó Pandiani y el cuero cayó a Juanfran, que engatilló un soberbio empalme. Insuficiente para aplacar a Aimar. Volvió a triangular y conectó con Milito, que fue derribado en el área y sentenció de penalti a Osasuna.

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