"Las eléctricas españolas deben mejorar su eficiencia"

Consejero delegado internacional de Arthur D. Little, una de las tres majors de la consultoría estratégica -junto con McKinsey y Boston Consulting Group-, Michael Träm tiene una ambición, la de conseguir que "nuestra consultora sea la puerta a la que llamen las empresas, cuando tengan que solucionar problemas de largo alcance". La consultora, presente en más de treinta países, en los que cuenta con más de mil profesionales, tiene fuertes planes para España, un país, según Träm, "con empresas cada vez más importantes y punteras a escala global".

Pregunta. Se habla cada vez más de consultoría estratégica, pero ¿qué es en realidad?

Respuesta. Bueno, digamos que es la consultoría de más alcance, la que se situaría en la cima de la pirámide. Por debajo estarían la consultoría operativa y luego la de tecnologías de información, junto con el outsourcing.

"Los bancos españoles son de tal modo excelentes en su capacidad operativa que se han convertido en un auténtico modelo en Europa"

P. Se supone que las empresas les piden ayuda para desarrollar sus estrategias. ¿No debería ser ésa una función exclusiva de su consejo?

R. Sí, en parte. Cierto que las empresas tienen la última palabra, pero cada vez más nos piden que les ayudemos a diseñar y a implantar sus planes de futuro, qué y cómo comprar o qué y cómo vender.

P. ¿Y cómo explicaría la creciente tendencia de las empresas a utilizar este servicio?

R. Yo diría que factores como un cambio tecnológico, cada vez más rápido, que crea oportunidades pero también incertidumbres, el incremento de la competencia o el hecho de que muchos sectores están muy maduros es lo que ha llevado a un severo estrechamiento de los márgenes. A lo que habría que añadir la actual presión de los inversores.

P. ¿Qué sectores están demandando más sus servicios?

R. Todos los grandes sectores, con actividad a escala global. Y también el capital riesgo. Se trata de un sector que está abordando compras muy importantes y necesita conocer al detalle la situación y las perspectivas de futuro de las empresas que pretende comprar. Tienen una visión muy clara, pero carecen del know how específico para analizar empresas en sectores determinados y saber cómo pueden crecer en esas actividades.

P. ¿Cuál es la situación actual de la consultoría estratégica en España?

R. Está creciendo mucho. Tenemos una enorme necesidad de profesionales, tanto que estamos continuamente yendo incluso a las universidades y escuelas de negocios españolas para buscar talentos. Para nosotros el mercado español es vital porque hay sectores aquí que son importantes a nivel global.

P. ¿En qué sectores están sus clientes en España?

R. En primer lugar, las eléctricas y las empresas de telecomunicaciones, seguidas de los bancos, las empresas industriales y las de medios de comunicación.

P. ¿Qué tipo de ayuda le requieren los bancos?

R. Los bancos españoles son de tal modo excelentes en su capacidad operativa que se han convertido en un auténtico modelo en Europa. Ahí no necesitan nuestra contribución. Sí les podemos ayudar a definir cómo ir al extranjero, cómo adquirir, cómo integrar esas adquisiciones o cómo implantarse en los nuevos mercados.

P. ¿Y las eléctricas?

R. Las eléctricas españolas sí tienen más problemas operativos y requieren nuestra colaboración para que les ayudemos a mejorar su funcionamiento. Se trata de empresas que aún tienen mucho recorrido para mejorar su eficiencia operativa. Necesitan reducir costes, aprender a competir. Es un sector que viene de una situación de monopolio y que tendrá que enfrentarse a una cascada de nuevas regulaciones en los próximos años, a cambios en el comportamiento de los consumidores, a nuevas exigencias en materia medioambiental. Tendrán que absorber más innovación y más tecnología.

P. ¿Y cuál sería la aportación de su consultora en telecomunicaciones?

R. Estas empresas enfrentan también retos muy difíciles, básicamente dos en la actualidad: que el servicio de voz sigue cayendo, y el de datos crece a un ritmo mucho menor de lo esperado, lo cual les produce a las operadoras una erosión constante de sus márgenes.