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Mas y Duran frenan la deriva de Convergència i Unió hacia la ruptura de la federación

CDC garantiza su apoyo a la candidatura del democristiano a las generales de marzo

Una reunión de cuatro horas, resumida en un lacónico comunicado, les bastó ayer al convergente Artur Mas y al democristiano Josep Antoni Duran Lleida para firmar un alto el fuego de incierta duración. Ambos dirigentes nacionalistas echaron tierra a una semana repleta de desencuentros en la que Convergència llegó a cuestionar la candidatura de Duran a las generales de marzo. Ambos dirigentes se conjuraron para asegurar la continuidad de la federación y Mas se comprometió a frenar el rumbo soberanista en su partido que tanto incomoda a los democristianos.

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Ni fotos ni encaje de manos. Mas y Duran solucionaron sus desavenencias en privado, en un céntrico hotel barcelonés durante toda la mañana de ayer. Y el acuerdo llegó en forma de un comunicado de cinco puntos en el que ambos lamentan la situación creada en los últimos días después de que Duran Lleida congelara su designación como cabeza de cartel para las elecciones generales. El aplazamiento se había decidido ante el rechazo que genera en la familia democristiana la intención de Mas de reformular el catalanismo y convertir a CiU en su "casa común", estrategia que Duran percibe como un giro soberanista de los convergentes.

La federación nacionalista ha protagonizado esta semana una de las más graves crisis desde su creación en 1978. No han faltado quienes han abogado más o menos en privado por la ruptura. Pero han sido más quienes, sin desearla, han creído que se acercaban a ella a pasos agigantados. Mas y Duran han sido conscientes de que, a seis meses de las generales y en vísperas del debate de política general en el Parlament, debían reconducir con urgencia esta crítica situación. Por eso el pasado lunes encargaron a dos colaboradores suyos -el convergente Lluís Corominas y el democristiano Antoni Castellà, avezados a la resolución de conflictos en el ámbito municipal- que empezaran a tender puentes. Esta circunstancia ejemplifica hasta qué extremo se había degradado la relación entre Mas y Duran.

De los encuentros entre Castellà y Corominas, mantenidos en un absoluto hermetismo, salió el comunicado de ayer, que en algunos momentos estuvo a punto de fracasar por las declaraciones de algún dirigente de Convergència. Oriol Pujol, que será subdirector de la campaña de Duran, afirmó el jueves que la candidatura de éste "pendía de un hilo" y que de presentarse a las elecciones primero habría que pulirse sus "asperezas y defectos". Y Felip Puig, número dos de CDC, vaticinó que la crisis había alcanzado un punto de "no retorno"; toda una escalada declarativa a pesar del mandato de silencio impuesto por Artur Mas.

Respetar la refundación

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Corominas y Castellà allanaron durante toda la semana el camino para el acuerdo. El jueves por la noche Mas y Duran hablaron por teléfono a última hora. Y ayer, los cuatro se reunieron toda la mañana en un hotel de la Diagonal de Barcelona para dar los últimos retoques al comunicado.

El acuerdo de ayer da continuidad a otro del 23 de julio, firmado después de que Convergència objetara la intención de Duran de integrarse en el futuro Gobierno central si la aritmética parlamentaria lo requiriera. En resumen, Convergència acepta que el democristiano sea el cabeza de cartel para las legislativas de marzo y ambos hacen un llamamiento a la militancia para aunar esfuerzos y conseguir los mejores resultados en estos comicios. Esto significa que ambos apuestan por la continuidad de la federación nacionalista.

Sobre el espinoso asunto de la refundación del catalanismo, que Mas explicará en una conferencia el próximo 20 de noviembre, Unió se limita a afirmar que "respeta" este proceso. Por su parte, el líder convergente asegura que su partido no perderá la "centralidad" política que fue seña de identidad durante los 23 años al frente de la Generalitat. En su carta web semanal, Duran Lleida también ratificó su deseo de que CiU continúe por la senda de la "centralidad, estabilidad y moderación".

La tregua pactada ayer no convenció a sus rivales políticos. El socialista José Zaragoza manifestó que, como en anteriores ocasiones, Duran "ha tragado" y el ecosocialista Joan Saura sostuvo que CiU es incapaz de "encontrar su espacio político".

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