Llanera agotará todas las vías posibles para evitar la suspensión de pagos
La crisis es fruto de un modelo empresarial que no previó el final del 'boom' urbanístico
Llanera agotará todas las posibilidades para lograr un balón de oxígeno y tratar de evitar la suspensión de pagos. La inmobiliaria ha planteado a las dos grandes cajas valencianas y a otras entidades financieras diversas propuestas para intentar solucionar su crisis. Los números, sin embargo, no salen. Llanera ha desarrollado una agresiva gestión que la ha llevado a formalizar, con préstamos a corto plazo, opciones de compra de suelo rústico que debían hacerse efectivas a medio plazo. Pero las recalificaciones se han dilatado y la empresa ahora no puede atender sus obligaciones.
Una fuente financiera señalaba ayer que la crisis de Llanera es estructural
La falta de liquidez que sufre la inmobiliaria ha puesto de relieve una crisis mucho más profunda. Una crisis estructural, puntualizaba ayer una fuente financiera de gran solvencia. La empresa, que encuentra en las viviendas turísticas el 61% de sus ingresos, tiene una cartera de terrenos de 40 millones de metros cuadrados, la mayor parte de suelo rústico. La compra de este suelo era una estrategia con la que la empresa pretendía abaratar los precios de las promociones que presentaba, pero su desarrollo precisa de unas recalificaciones de terreno que se han dilatado más de lo esperado.
Los largos procesos de recalificación han impedido a Llanera ejecutar los proyectos y, sin ingresos procedentes de la venta de sus promociones turísticas (resorts con campos de golf dirigidos, principalmente, a extranjeros) no puede atender las obligaciones financieras contraídas. Ante este panorama busca ahora que las entidades financieras, sobre todo Bancaja y CAM, principales acreedores, acepten alguna propuesta para refinanciar su deuda.
Esta situación ha hecho que la empresa lleve tiempo buscando salidas a su crisis. Así, por ejemplo, renunció a alguna compra de suelo ya anunciada. Y esta situación hizo también que el "último préstamo" concedido por Bancaja incluyera en la operación una parte del terreno rústico de Reva (Regadíos y Energías de Valencia), empresa comprada por Llanera a finales del año pasado, según recordaba ayer una fuente financiera.
Llanera, además, ha desarrollado una agresiva política de marketing para crear marca propia. Política que la ha llevado a lanzar una potente campaña de promoción con la instalación de monopostes en los aledaños de carreteras y aeropuertos, pero también ha invertido en patrocinios deportivos y planificó aperturas de oficinas en las principales capitales europeas. Toda esta política se ha frenado en seco. Llanera no renovó, tras dos años, su contrato de patrocinio con el Valencia Club de Fútbol, canceló su contrato con el Charlton inglés cuando éste bajó a segunda y también abandonó su respaldo al London Irish de rugby argumentando que no era una inversión "rentable".
La empresa que capitanea Fernando Gallego también se ha caracterizado por una agresiva política de fichajes, con la contratación de directivos procedentes de grandes empresas como Dragados, Bancaja o Sacyr. Un empresario de la construcción que pugnó por la contratación de un directivo reconocía esta semana que Llanera ponía sobre la mesa propuestas difíciles de igualar.
La inmobiliaria, que hace unos años aspiraba a situarse entre las diez principales empresas españolas por facturación, había proyectado un plan de aperturas de oficinas de venta en Europa que también ha frenado. Además, ha cerrado sus oficinas de Londres y Madrid.
Llanera disparó su crecimiento en diez años de la mano de las posibilidades que ofrecía la LRAU (ley urbanística derogada en 2004 por la LUV) y pasó de facturar cuatro millones en 2006 a 418 millones en 2006. Cuando presentó los resultados en marzo de este año, y pese a defender unos beneficios de 40,6 millones (un 158% más), la empresa reconocía una deuda de 300 millones.
Ahora trata de afrontar primero los problemas de liquidez que la atenazan. Por el momento, los proveedores ya han reclamado el pago de pagarés por valor de más de dos millones, aunque fuentes de toda solvencia aseguran que sólo las obligaciones que tiene con Lehman Brothers superan ampliamente esta cifra. A finales de este mes, además, se sumará el vencimiento de nuevos pagarés.
En el mejor de los escenarios, si logra atender estas obligaciones, Llanera tiene claro que deberá redimensionar su negocio y definir una estructura más modesta y una actividad más centrada en la primera vivienda en detrimento de los proyectos residenciales. La reestructuración también implicará un recorte de plantilla, aunque la empresa asegura que en septiembre y octubre los salarios están garantizados. Llanera llegó a emplear 800 personas, pero tras el último recorte de 40 empleos en mayo, la plantilla quedó reducida a los 650 trabajadores.
La preocupación por la pérdida de empleos ya ha llevado a la federación de la construcción de CC OO-PV (Fecoma) a solicitar una reunión con la dirección de la empresa. El secretario de Organización de Fecoma-PV, Josep Lluis Llinares, aseguró ayer que tratarán de "garantizar los máximos puestos de trabajo" de la empresa con sede en Xàtiva. Llinares explica su temor a que la crisis de Llanera complique más la situación laboral de la comarca de La Costera, "tocada" por el cierre de empresas como Ferry's o Industrias Cerdá.
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