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Crónica:Fútbol | Tercera jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça pierde la alegría

Los azulgrana, negados ante la meta rival, suman su segundo empate a cero en campo rival ante un Osasuna que defendió bien

Àngels Piñol

El Barça ha acumulado tantos epítetos este año sobre su caudal ofensivo que la realidad resulta bastante más cruel. No hay manera de que meta un gol, y dos de los tres que lleva en la Liga son de falta. Abanderado del juego de ataque y del fútbol fantástico, el Barça fue una sombra de sí mismo y volvió a doblar la rodilla en el Reyno de Navarra, donde el año pasado tampoco fue capaz de marcar. Ni Henry, ni Giovani, que estrenaba titularidad, ni Ronaldinho vieron puerta, pero lo peor es que su bagaje ofensivo fue mísero y se vislumbra un futuro oscuro. Harto de tanta ineficacia, Rijkaard sentó en la última media hora al gaucho, toda una declaración de intenciones porque el brasileño ha tenido bastantes peores días. La solución de emergencia fue la entrada de Bojan en los últimos 12 minutos, pero tampoco se le pueden pedir maravillas a un chico de apenas 17 años, por más que su salida tuvo un aire fresco especialmente agradecido.

OSASUNA 0 - BARCELONA 0

Osasuna: Ricardo; Izquierdo, Miguel Flaño, Josetxo, Corrales; Juanfran (Delporte, m. 80), Puñal, Javi García, Héctor Font; Pandiani (Kike Sola, m. 90) y Portillo (Plasil, m. 72). No utilizados: Elía; Margairaz, Cruchaga y Azpilicueta.

Barcelona: Valdés; Zambrotta(Oleguer, m. 65), Thuram, Gaby Milito, Abidal; Iniesta, Touré, Deco; Giovani (Bojan, m. 78), Ronaldinho (Xavi, m. 65) y Henry. No utilizados: Jorquera, Gudjohnsen, Sylvinho y Ezquerro.

Árbitro: Pérez Lasa. Mostró la tarjeta amarilla a Josetxo, Deco, Iniesta, Izquierdo, Puñal.

Unos 18.000 espectadores en el Reyno de Navarra.

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Iniesta y Bojan eclipsan a Ronaldinho

El partido de Pamplona evocó en muchos momentos al de Santander, donde el Barça debutó con suerte con un 0-0. No sufrió tanto esta vez para amarrar el punto, pero Osasuna resistió, acabó el encuentro con la pelota y no desdeñó el empate. Rijkaard no da con la clavija y la sensación es que cualquier rival puede maniatar a su equipo. Fiel a su política de remover el banquillo, dio la manija a Deco, pero esta vez prefirió a Iniesta en lugar de Xavi. Y, delante y atrás, dos cambios: Milito y el niño Giovani, en lugar del lesionado Messi, se estrenaron como titulares. Pero todos esos retoques apenas tuvieron incidencia en el juego porque este Barça parece haber perdido la alegría de su fútbol que contagiaba Ronaldinho. No impone, de entrada, la jerarquía que se le supone y los partidos se le convierten en citas que tienen mucho de tostón. Osasuna se situó atrás y cedió la iniciativa a los azulgrana. Pero siempre es la misma historia porque el Barça suele hacer un juego plano, con poca profundidad, con lentitud. Queda poco rastro del pase al primer toque salvo en fogonazos puntuales. Escoltado por Henry y Giovani, Ronaldinho volvió a jugar de falso delantero centro. Muy marcado, buscó el pase interior pero está a años luz de la época en que contagiaba su fútbol y su ritmo al resto de sus compañeros.

Presionado por la victoria del Madrid, el Barça contuvo el arreón inicial de Osasuna, que debutaba esta temporada en su cancha, y tenía ganas de mostrar su nuevo rostro, con Javi García en el centro y Portillo y Pandiani, como puntas. Los rojillos querían agradar a su afición. Y estuvieron en un tris de empezar a lo grande porque nada más empezar Puñal sacó una falta que Miguel Flaño cabeceó de forma impecable junto al palo. El Barça se dio por enterado y, con la pareja formada por Iniesta y Deco, controló la pelota, pero sin el menor rastro de generar ocasiones de gol. Osasuna, sin embargo, dio dos avisos de primera magnitud, especialmente por dos errores garrafales de Thuram. Debió dar gracias el árbitro al Barça porque Juanfran le robó la cartera con una facilidad pasmosa al central francés y el colegiado, ante la irritación de la grada, señaló falta del rojillo. Minutos después, Thuram hizo un regate delante del área, dio una vuelta sobre sí mismo y perdió el cuero. Portillo se fue solo hacia Valdés pero envió fuera la pelota.

Y el Barça tardó una eternidad en crear peligro. Como en Santander, no se acercó al área rival hasta la media hora. Giovani exhibió el descaro de la pretemporada y no le importó colarse entre cuatro defensas para meter un chut que el portero despejó con los pies. Activo y lúcido, fue Iniesta quien habilitó a Deco con un pase interior pero Ricardo volvió a desbaratar la ocasión. No cambió mucho el panorama tras el descanso. Osasuna empezó a pagar el desgaste físico, pero aún así a punto estuvo Javi García de marcar con un disparo lejano que se le escapó a Valdés. El Barça se estiró algo más pero sin chispa. Más activo que otros días, Ronaldinho procuró meter pases, que acabaron en las piernas de los zagueros rivales, mientras Henry se acercaba al marco en una doble ocasión con un remate que se le escapó por poco (el árbitro vio córner) y un cabezazo salvado sobre la línea de gol por Osasuna que el árbitro no se sabe por qué anuló.

Quedaba media hora por disputar y Rijkaard dio un golpe en el banquillo. Acusado en Santander de falta de valentía por no cambiar a ninguno de sus cracks, ayer dio un pase adelante y sentó al brasileño por Xavi, como ya hizo ante el Athletic en el Camp Nou, pero entonces con el marcador a favor. La cara de Ronaldinho suele ser un libro abierto y fue un poema cuando vio su dorsal en la banda. Poco después, fue el momento de Bojan, que necesitó solo un minuto para meterse y revolverse en el área y para que Oleguer rematara fuera por poco.

Osasuna apretó al final, pero sin convicción, y el Barça, impotente, languideció hasta que el partido acabó. Tiene razón el presidente azulgrana Laporta cuando dice que a este equipo aún le falta mucho para decir que puede aspirar a algo.

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