Buen trabajo
Juanma Iturriaga analiza la actuación del subcampeón del torneo
- Calderón. Sólo hay una palabra para resumir su actuación: impresionante. Su crecimiento como jugador parece no tener techo, lo mismo que su ascendencia en el equipo. A sus muchos valores técnicos y tácticos ha añadido un tiro de tres decisivo, sobre todo ante los griegos. Dirige, anota, siente el baloncesto por los cuatro costados. Un crack.
- Navarro. Resulta casi increíble que, después de todas las cosas que le hemos visto, sea capaz de sorprendernos. Una lesión le tuvo en el dique seco en la primera fase, pero llegaron los momentos decisivos y volvió a demostrar que no hay un jugador tan capaz de rendir de forma sobresaliente en las situaciones más complicadas y cuando a la mayoría de los mortales no les llega la camisa al cuerpo. Lo del día de Grecia, memorable.
- Jiménez. En un quinteto base con Calderón, Navarro o Pau Gasol, resulta un contrapunto fundamental, pues equilibra al equipo en las tareas menos vistosas. Su constancia en el esfuerzo, unida a una capacidad de sacrificio superlativa, resulta conmovedora. Incluso estuvo algo más incisivo ofensivamente, sobre todo en los tiros de tres. Pero lo suyo no sale en las estadísticas. Es otra cosa.
- Garbajosa. Protagonista antes del campeonato, no lo fue tanto después, pero dio más de lo que puede esperarse de quien llevaba cinco meses sin jugar. Se le notó la inactividad en la movilidad y algunas decisiones, pero su sola presencia fue un bálsamo psicológico para el grupo, que confía ciegamente en él. No se le puede pedir más, aunque seguro que, si hubiese podido disputar los encuentros de preparación, su rendimiento habría sido mayor.
- Pau Gasol. Descubrámonos una vez más ante el mejor jugador de la historia del baloncesto español. Como en Japón, fue la columna fundamental que mantuvo erguido al equipo. Aportó puntos, rebotes, tapones y un liderazgo indiscutible. A pesar de recibir leña un día sí y otro también, nunca se descentró y se dedicó a lo suyo, que no es ni más ni menos que ser un dominador en los dos lados del campo. Es el Induráin del baloncesto.
- Rudy Fernández. Con la lesión de Navarro, saltó al quinteto titular y cumplió casi siempre. Sólo el día de Grecia se le vio algo rebasado por la tensión y la dureza de sus adversarios. Sigue creciendo y tiene más confianza en sus quehaceres. En un par de años y si mantiene su progresión, será imparable.
- Sergio Rodríguez. La peor nota en cuanto a calificaciones individuales. Agitador por naturaleza, sus escasos minutos no le han servido para ningún tipo de reivindicación. Demasiado ansioso por demostrar su valía, su actuación seguro que no le deja un buen sabor de boca. A los aficionados, tampoco.
- Mumbrú. Genuino representante, junto a Cabezas y Berni, de chico para lo que haga falta. Su rendimiento fue parejo al de Japón, lo que ha sido suficiente. Entiende su papel y lo ejecuta con convicción. Ha hecho lo necesario para considerarse parte activa del éxito
- Felipe Reyes. La lesión de Garbajosa le aupó a un lugar preferente en las rotaciones, pero no ha sido el habitual. Peleón e intenso, no ha terminado de cuajar un partido de los suyos. Pepu se ha ido inclinando por los habituales en Japón, por lo que perdió presencia. De todas formas, es impensable esta selección sin su concurso.
- Berni Rodríguez. Se puede decir algo parecido a lo de Mumbrú. Con una presencia intermitente y teniendo por delante a Navarro y Rudy, no fue muy utilizado, pero su labor nunca fue para mal. En el complicado equilibrio que siempre representa una plantilla, su flexibilidad para jugar o no hacerlo es un valor destacable. Se merece estar entre los doce.
- Cabezas. Buen trabajo como alternativa o descanso de Calderón. Si éste representa la explosividad, en él prima la sobriedad. Dio pausa al equipo cuando lo necesitaba y defensivamente es un dolor para el rival. Sus buenos partidos en la preparación le hicieron ganarse ser el primer recambio y no lo soltó.
- Marc Gasol. Cuesta creer que hace poco más de un año su valía estuviese en entredicho y su papel en el Barça fuese insignificante. Sigue madurando y su presencia nunca desentonó. Tiene cuerpo y mano. Y está ganando en fiereza, fundamental en su posición.
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