Los pescadores de Barbate vuelven a faenar por primera vez tras al naufragio
Los familiares de los desaparecidos en el 'Nuevo Pepita' solicitarán audiencia con el Rey
Los barcos barbateños regresaron anoche a faenar. Lo hicieron 12 días después de la última vez cuando, en medio de un temporal, muchos tripulantes vieron volcarse y hundirse a sus compañeros del Nuevo Pepita Aurora. "No tenemos miedo, aunque sí respeto", comentaba antes de salir Antonio Muñoz, cocinero del Siempre Virgen de Regla. La tragedia no les ha retirado del mar. Durante estos días han estado colaborando en las labores de búsqueda. Anoche iniciaron de nuevo el viaje al trabajo. Dramática fue la noche para Antonio Vuela, con dos parientes desaparecidos en el naufragio. "Dejo a la familia destrozada", lamentó Vuela, timonel del Siempre Virgen de Regla.
Antonio Muñoz ha preparado víveres, lo que conocen como "el costo", para cinco días. Y aunque se ofrezcan suculentos, el regreso a Marruecos le sabe amargo. Los marineros están desanimados. "Tengo un primo y un cuñado desaparecidos", se lamentaba Antonio Vuela. "No tenemos ganas de nada", añadía con los ojos llorosos. Su compañero Manuel Benítez asentía: "De lo último que tenemos ganas es de volver al mar". El patrón, Antonio Vega, decidía por la noche salir hacia Larache (Marruecos), aunque otros barcos optaron por quedarse en el Golfo de Cádiz y aprovechar la pesca nocturna. "El tiempo está en calma. Si hubiese habido viento no iríamos a Marruecos. Eso lo aseguro", afirma. "Tenemos que seguir aunque lo que ha pasado nos hará ir con algo más de prudencia", señala el armador Manuel Rendón, dueño del Siempre Virgen de Regla.
Empresarios del mar como Rendón habían invertido hasta 25.000 euros en preparar sus barcos para volver a Marruecos. "De momento, es rentable. Al menos damos de comer a toda la tripulación", dice. Los pescadores de Barbate habían regresado al caladero norteafricano el pasado 12 de abril. Después de casi ocho años esperando la renovación del acuerdo entre la Unión Europea y Marruecos, las ilusiones por remontar la crisis del sector se abrían de nuevo. Pero la realidad les dio de bruces. En los primeros viajes comprobaron que en las zonas asignadas y con los límites técnicos impuestos apenas conseguían boquerones. Muchos retornaron con las bodegas vacías. No pueden acercarse a menos de dos millas de la costa, ni usar focos auxiliares más al sur de la frontera con Asilah. La competencia marroquí es fuerte y recorta sus capturas.
El pesquero siniestrado sigue sumergido a 137 metros de profundidad, mientras se incrementa la angustia de los familiares de los desaparecidos, que exigen el uso urgente de otras medidas alternativas como la inmersión de una cámara hiperbárica, que regula la presión, y permite a profesionales submarinistas llegar a las profundidades en las que está el pecio. La desesperación les ha llevado a reclamar una audiencia con el Rey. "Si es el jefe de los tres ejércitos debe hacer algo para que aquí pongan todos los medios", pedía ayer Sergio Lebrón, cuñado de uno de los marineros.
Durante los 12 días sin faenar los marineros no han podido cobrar los porcentajes por capturas. Algunos, denunciaron, ni siquiera han recibido la asignación semanal de entre 120 y 180 euros. La cofradía de pescadores no solicitará ayudas por las pérdidas y el patrón mayor, Antonio Varo, lo justificaba así: "La única pérdida que nos preocupa es la de los marineros del Nuevo Pepita Aurora. Y aquí no se está haciendo lo suficiente para encontrarles".
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